Copla.
Al hogar de Nazareth,
con la guitarra en la mano,
ha llegado ángel Gabriel
y a la doncella María,
cantando por alegrías,
le anuncia que el buen Jesús
de su vientre ha de nacer.
Coro.
¡Oh, cielos, qué novedad! ¡El niño Dios engendrado en un seno virginal!
Copla.
¡Qué gracia la de María,
qué linda carita tiene!
Su tez ilumina el día.
Coro.
Del mundo, la estrella. En Nazareth no se habla de otra cosa. Amapola entregada a la brisa. Allá en la montaña.
Copla.
Desposado con María,
José, el buen palestino,
la cordura va a perder
buscando en las Escrituras
cómo aquello había de ser.
Coro.
Se desasosiega el justo. Camina.
Copla.
Un ángel viene en ayuda
del humilde carpintero.
Las flores –dice- no mienten
ni cometen desafueros.
No dudes José bendito,
pues el niño de la virgen
es hijo del Infinito.
Coro.
María, turbada, sentada está junto a José que contempla el candor encendido de sus ojos. José acepta su mirada.
Copla.
Se le tranquiliza el alma
y mientras María baila
José le toca las palmas.
Coro.
Nardos florecidos. Aguas del arroyo. Frescor mañanero. Han pasado nueve meses. De Nazareth a Belén no se habla de otra cosa.
Copla.
Un lucero del cielo dirige
los cantos de los pastores.
Amores se arrullan por la sendita.
Sonidos nuevos.
Las soledades están alegres.
Pequeño, poderoso en paces,
nos ha nacido Jesús.
Hay un silencio imponente.