Las costumbres populares forman parte de la cultura de nuestro pueblo, su identidad; tradiciones heredadas de nuestros ancestros, van de generación en generación.
Como los Reyes Magos, los del 6 de enero, los del premio o el carbón. En otros países esa figura es la de Santa Claus, que fue un señor muy bondadoso y generoso con los más necesitados, aunque no llevaba el traje rojo y seguramente el gorro tampoco.
En mi familia, se adornaba la casa por Navidad con guirnaldas, tiras de colores y el portal de Belén, como en otros hogares. Pero llegó la hora de los noeles, y ahora son trapecistas descoyuntados que cuelgan como monigotes de los balcones y ventanas, parece una invasión.
Desgraciadamente, escuché en las noticias que una niña pequeña se precipitó al vacío queriendo alcanzar un papá noel que colgaba de su terraza.
Si las luces en estos días nos llenan de fantasía, así como el olor a churros, castañas y pestiños; guardemos nuestras tradiciones, para que no se olviden, transmitiéndolas a nuestros hijos. Paz y Bien.
