Hoy quiero rendir un pequeño homenaje a mi Maestro Antonio Palomo Ramírez, porque tú me enseñastes tantas cosas.
Me enseñastes el significado de la amistad, porque tú fuiste amigo de tus amigos.
Me enseñastes a vivir en armonía con la naturaleza, porque tú amabas la naturaleza.
Me enseñastes a predicar con el ejemplo. Me enseñastes a que sólo con el trabajo y el sacrificio se consiguen las buenas cosas de la vida, y no sólo me enseñastes un oficio, sino a ser mejor persona. Por todo esto y como tu hija Mari dijo un día, tú fuiste maestro de la vida. Donde quiera que estés, seguramente estarás con mi padre, él cantándote por Antonio Machín y tú gastándole bromas. No quiero despedirme de ti con un hasta siempre, sino con un hasta pronto, porque tenemos que hablar de tantas cosas, compañero del alma, compañero.