Más digno que la hipócrita sonrisa
que es mueca inseparable al mazapán;
más útil, provechoso y talismán
que el juego de colonia, la camisa,
o el móvil, su simpleza y su pesquisa;
más puro que el consumo en su desmán
de nuestras navidades: el afán
de comprar sin medida por premisa.
Mejor que todo esto y todo el resto
de absurdos regalitos inservibles
que adornan tanto árbol con su histeria,
se nos brinda otra opción, otro supuesto:
regar de luz al alma y sus fusibles,
de la mano de un libro y de su feria.