Los fantasmas del escritor

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En la penumbraEn la penumbra

El tema del escritor que ha sufrido una pérdida y busca la soledad para poder volver a escribir, no es nada nuevo. Es más, si apuramos podríamos remontarnos hasta El resplandor de Stanley Kubrick. Por ello, los terrenos visitados son en parte conocidos, ya vistos, y no tan sorpresivos como deberían ser.

FICHA TÉCNICA:
Reino Unido, 2006.Título original: Half light.

Escrita y dirigida por: Craig Rosenberg.
Producción: Clive Parsons, Andreas Grosch, Steve Samuels, Joel B. Michaels y Garth H. Drabinsky.
Fotografía: Ashley Rowe.
Música: Brett Rosenberg.
Duración: 110 minutos.
Intérpretes: Demi Moore (Rachel Carlson), Hans Matheson (Angus McCulloch), Henry Ian Cusick (Brian), Beans El-Balawi (Thomas Carlson), Kate Isitt (Sharon Winton), James Cosmo (Finlay Murray), Nicholas Gleaves (Dr. Robert Freedman), Jamie Edgell (Gordon McCloud), Joanna Hole (Mary Murray), Mickey Wilson (Reverendo James McMahon), Therese Bradle y (Morag), Polly Frame (Bibliotecaria).

Rachel Carlson es una afamada escritora de novelas de suspense que vive en Londres, con su hijo y su marido (que no es el padre del pequeño), también escritor, pero que no tiene el mismo éxito que ella y vive a su sombra. Todo marcha bien en su vida hasta que un día, por un terrible accidente, el pequeño muere ahogado y el mundo de Rachel se derrumba. Su matrimonio se hunde poco después y ella, incapaz de volver a escribir, decide trasladarse a un remoto y perdido pueblo de la costa escocesa, para así, en la soledad más absoluta, intentar volver a crear, volver a escribir. Allí conoce a otro solitario, Angus, el farero, cuya familia lleva allí generaciones. Su tranquilidad se verá alterada por diversas apariciones y sucesos que le llevarán a pensar que su hijo quiere comunicarse con ella.

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La historia no es nueva, aunque sí (en cierto modo es el habitual modo de hacer terror de los británicos) la manera de provocar el suspense, de crear el pánico, prácticamente sin mostrar nada, sin truculencias, sin sangre ni casquerías de ningún tipo. El ejemplo más evidente está en la primera secuencia, donde sin hacer ningún alarde, casi sin música que recalque la situación, se produce la muerte del pequeño que desencadena todo lo que ocurre después.

En la tiniebla mantiene la tensión durante casi todo el metraje, consiguiendo concentrar la atención de la historia (que tampoco es nada del otro mundo) y, con varios detalles que se suceden en las casi dos horas del filme, nos hace dudar entre la locura de la protagonista y los hechos paranormales que parece estar sufriendo. Pero al final, al parecer, director y guionista (que es la misma persona) parece no querer seguir por el camino que hasta entonces había llevado y termina la historia con un final más racional, con menos fuerza, y a todas luces menos creíble.

Demi Moore, que nunca ha pasado de ser una actriz solvente, hace su trabajo como (casi) siempre, sin hacer demasiado ruido, pero tampoco sin destacar por encima de sus compañeros, que tembién realizan buenos trabajos.

Quizás lo mejor sean esos paisajes agrestes de la costa escocesa, al norte de las islas británicas, esos lugares en los que a más de uno le gustaría perderse, como la protagonista del filme, aunque sólo sea por una temporadita.

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