Skin: Camino de redención

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Basada en hechos reales, Skin nos cuenta la vida de Bryon, un joven que desde niño fue criado por unos líderes supremacistas blancos que han provocado en su corazón un profundo odio, marcado también en su piel y en su rostro, plagados de tatuajes con símbolos y lemas de extrema derecha. Cuando se enamora de Julie, madre soltera de tres niñas, decide abandonar ese círculo de odio y violencia en el que está inmerso, aunque su ‘familia’ no se lo pondrá nada fácil.

Guy Nattiv, director de la cinta, es también el autor de un cortometraje homónimo, que trata el mismo tema aunque la historia sea distinta, y que ganó el Oscar al mejor cortometraje de ficción hace dos años. En ambas obras se habla de la problemática en torno a la subcultura racista y extremista de los cabezas rapadas, aunque el punto de vista es radicalmente opuesto.

Estados Unidos, 2018 (118′)
Título original: Skin.
Escrita y dirigida: Guy Nattiv.
Producción: Dillon D. Jordan, Oren Moverman, Jaime Ray Newman, Celine Rattray, Guy Nattiv, Trudie Styler.
Fotografía: Arnaud Potier.
Música: Dan Romer.
Montaje: Lee Percy, Michael Taylor.
Intérpretes: Jamie Bell (Bryon Widner), Danielle Macdonald (Julie Price), Daniel Henshall (Slayer), Bill Camp (Fred ‘Hammer’ Krager), Vera Farmiga (Shareen), Mike Colter (Daryle Jenkins), Louisa Krause (April), Zoe Colletti (Desiree), Kylie Rogers (Sierra), Colbi Garnett (Iggy), Mary Stuart Masterson (Agente Jackie Marks), Russell Posner (Gavin).

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El proceso por el que un neonazi se desengancha de su grupo y acaba renegando de ellos ya ha sido tratado anteriormente en otras películas. Aquí, Nattiv se centra más en el proceso por el que un adolescente, normalmente de procedencia pobre y desarraigada, llega a enrolarse en estos grupos. El deseo de sentirse parte de una causa, de tener una familia en la que sentirse queridos, y que son utilizados por sus líderes para sus planes de asesinar a las minorías a las que achacan todos los males de la sociedad. Así, cuando un joven es captado por la asociación como nuevo integrante, es cuando el protagonista (un muy convincente Jamie Bell, en uno de los mejores papeles de su carrera) empieza a ver cómo sus ideales se van desmoronando y empieza a buscar una salida a su situación.

Nattiv se sirve del muy doloroso proceso de eliminación de los tatuajes que decoran la piel del protagonista para vincularlo al arduo proceso de separación de la banda. Aunque el guion de Skin, a pesar de sus muy buenas intenciones, peca en muchos momentos de reiterativo y, sobre todo, de no tomar todos los riesgos que debería y que habrían ayudado mucho a la película.

Al trabajo de Bell, creíble en su proceso de cambio, habría que sumar a la siempre solvente Vera Farmiga y a una estupenda Danielle Macdonald, que ya estaba en el corto homónimo y que es la luz que alumbra el oscuro camino del protagonista.

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