130 años después de su primera celebración, un nuevo Tercer Domingo de Octubre, Dos Hermanas ha vivido su mayor manifestación de religiosidad popular en torno a su protectora, la Virgen de Valme. Domingo de romería que, como cada año, amanece muy temprano con los toques de clarines de la Agrupación Musical de Valme desde el campanario de la Parroquia de Santa María Magdalena, intepretando desde su cuatro caras el Ave María de Valme. De esta forma, se anuncia la misa de romero, como el primer acto de la Romería de Valme.
Tras la misa y hasta el comienzo de la romería, la Virgen aguardaba en el altar de la parroquia, mientras la hermana mayor, Isabel María Caballero Holgado, que se estrenaba en este 2024 en el cargo, le daba los últimos toques al manto, como una de sus camareras. A uno y otro lado, dos cestos de nardos regalos de los exornistas, que cada año realizan la mayor ofrenda devocional que se puede a hacer a la virgen con sus carretas y galeras de flores de papel rizado.
Para esta Romería, la Virgen de Valme lució el manto de raso marfil bordado en oro y sedas y estrenado en 2003, la toca bordada por José Antonio Grande de León en hilo de oro sobre tul (2010) y se ha empleado la jamuga de plata realizada por el orfebre Fernando Marmolejo para la coronación canónica (1973). Como es costumbre, la Virgen y su Bendito Hijo llevaron sobre sus sienes las coronas de oro estrenadas aquel mítico 23 de junio de hace 51 años y labradas igualmente por Marmolejo.
A sus plantas, la Rosa de la Pasión, labrada por Orfebrería Marmolejo, cedida temporalmente por el programa cofrade Cruz de Guía de Radio Sevilla. Esta distinción se concedió a las hermandades de la Archidiócesis sevillana por su apoyo y fomento al Programa de Donación de Órganos que coordina en el Colegio de Médicos de la capital hispalense el Dr. José Pérez Bernal.
Con la carreta, exornada con flores de papel rojas y blancas, por segunda vez en su historia, esperando en la Plaza de la Constitución, la Virgen, portada por el párroco de Santa María Magdalena y otros sacerdotes, salió de la parroquia. En la puerta del templo, su coro le cantaba «váleme, Señora, Valeme», mientras el numeroso público congregado en Los Jardines rompía en aplausos. La Banda de Música de Dos Hermanas Santa Ana fue la encargada de poner música a la salida de la Romería de Valme. Se estrenaba en esta ocasión el juego de frontiles de los bueyes, inspirados en unos desaparecidos en la primera mitad del siglo XXI.
En la delantera de la carreta, la comitiva oficial, con el alcalde, Paco Rodríguez, a la cabeza, acompañado por integrantes de la corporación municipal. Además, estuvo presente el jefe de la comisaría nazarena de Policía Nacional, Antonio Jesús Medina Corpas, y del intendente jefe de la Policía Local, Francisco Monge Núñez. Durante la salida, también vivieron esta Romería de Valme, el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Francisco Toscano Rodero, y el presidente de la Diputación de Sevilla, Francisco Javier Fernández de los Ríos Torres. Todos ellos, acompañaron a la Hermandad de Valme hasta la Glorieta de los Frutales, donde, tras los himnos de Andalucía y España, interpretados por la Banda de Santa Ana, se despiden las autoridades.
Previamente, se vivieron algunos momentos para el recuerdo en un centro de Dos Hermanas tomado por la ciudadanía nazarena para disfrutar de su romería. En la puerta de la casa consistorial, el Ayuntamiento le hizo una ofrenda floral y en Botica, la calle de los coros en esta mañana de octubre, el tiempo se paralizó para rezarle a la Virgen cantando. A la entrada de la calle, el Coro del Balcón, con Juanlu de Castro a la cabeza, le cantó, en su octavo año, Valme de Amor. Más adelante, en Villa Pepita, fue el Coro de Valme el que puso banda sonora a este momento en la sede de la Peña Bética Nazarena, donde su juventud le regaló una petalada a la Virgen.
Cerca de las diez de la mañana, la comitiva buscaba el puente de la Venta de las Palmas por la Avenida de Sevilla. Este año, como novedad, el cortejo lo ha cruzado de manera ininterrumpida, a diferencia de otros años en los que iban pasando las carretas y galeras una a una. En este punto, como ya hiciera el año pasado, Los Porras ha subido a su carreta a un grupo de religiosas de la Orden de la Iglesia llegadas desde diferentes puntos de España y desde Roma. De esta forma, estas jóvenes, unas consagradas a Dios y otras que aún no lo están, han podido vivir, aunque solo fuera hasta la salida de la ciudad, lo que es ir al Valme en una carreta.
Pasada las once de la mañana, la romería entraba en la Carrretera Vieja, bajo un sol de justicia, que ya comenzaba a apretar en una calurosa jornada de romería. Mucho público durante el camino de ida a la Ermita de Cuarto en la jornada que es la mayor manifestación de religiosidad popular en Dos Hermanas. Tradición y progreso se dan la mano en este primer tramo del camino con el futuro Palacio de Congresos y Exposiciones de Dos Hermanas o el arco de la Hacienda de Doña María como telón de fondo.
Durante el camino dos son los momentos especiales que se viven. En la puerta de la Residencia de la Paz, una mujer anciana le hizo entrega a la carreta de la Virgen de un ramo de flores, mientras que, más adelante, en la Cuesta del Inglés, los vecinos y vecinas de Casquero se vuelven a volcar con Valme delante de la capillita de la carretera. Es la una de la tarde y en este punto se le reza y se le canta, con Bellavista ya esperando al fondo su llegada. Son paradas obligadas de esta romería.
Tras ser recibidos por una representación del Ayuntamiento de Sevilla, con una ofrenda floral para la Virgen de Valme, los peregrinos nazarenos han buscado el puente de acceso a Bellavista pasada la una y media de la tarde. La comitiva parecía avanzar más pausadamente de lo normal. El calor de la jornada o uno de los bueyes de la carreta de la Virgen que iba dando problemas pudieron ser la causa de este leve retraso. El puente, como cada tercer domingo de octubre, estaba repleto de público, ansioso por reencontrarse con la Protectora de Dos Hermanas, que hizo su entrada triunfal en Bellavista, arropada por el calor y cariño de sus vecinos y vecinas.
Antes de cruzar el bulevar de la Nacional IV, la carreta se presenta en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde se le rezó y cantó, además de realizarse una nueva ofrenda floral. Con su tradicional repiqueteo de campana, la Ermita de Cuarto abrió sus puertas para recibir a su moradora principal. La carreta hacía su entrada pasadas las dos de la tarde, mientras que el coro de la hermandad le cantaba el tradicional tema Que no fue el rey San Fernando. Portada por integrantes de la nueva junta de gobierno con la Salve cantada por el coro, la Virgen hacía su entrada en la ermita.
Tras los tradicionales momentos de convivencia en el Cortijo de Cuarto, pasadas las seis de la tarde, la Virgen abandonaba su ermita para regresar a la carreta. El artista nazareno Jaime Stevez le cantó a la puerta antes de iniciar el camino de regreso. En Dos Hermanas, con la noche ya caída, le esperaba su pueblo paciente para el reencuentro con su protectora. Pasada las nueve y media de la noche, la comitiva hacía su entrada en la ciudad por la Carretera Vieja, acompañada nuevamente por la Banda de Música de Santa Ana desde la Venta de las Palmas.
Con la carreta completamente iluminada y siempre rodeada de fieles, la Virgen de Valme fue recorriendo los últimos metros de su romería en una noche con sorpresa. En un punto de la calle Canónigo, completamente iluminado con guirnaldas de luces, la carreta recibió una lluvia de flores ante los incesantes vivas de un devoto. La romería iba llegando a su fin y así lo anunciaban las campanas de la torre de Santa María Magdalena. Allí llegaba pasada las 22:30 horas para ser bajada de su trono efímero de flores y presidir en la puerta de la parroquia el paso de las carretas y galeras, flanqueada por dos jarrones con nardos. De esta forma, se ponía fin a un nuevo Tercer Domingo de octubre que ha vuelto a ser ejemplo de la mayor manifestación de religiosidad popular en Dos Hermanas.