La enfermera —especial, irrepetible,
ora comunitaria, ora matrona—;
el médico de equipo y sin corona;
la auxiliar que, del suero al imperdible
es orden, eficacia inconfundible;
el administrativo de la zona;
el celador sin cama y sin poltrona;
la recta limpiadora, imprescindible;
el conductor de noche y de vigilia;
los desvelos, desaires y desganas,
y el trabajo sin tacha y sin resquicio,
hace un todo-salud de la familia,
que cuida y que engrandece a Dos Hermanas
con su ejemplo —hoy premiado— de servicio.
A los centros Santa Ana y Doña Mercedes, por
su reconocimiento tan merecido como extensible a toda la familia sanitaria.