Fernando Martos invitó a los cofrades a salir a la calle a defender a Cristo

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Pregón de la Semana Santa de Fernando Martos

Sólo Dios basta. Estas tres palabras resumen a la perfección el mensaje central que ha vertebrado el pregón anunciador de la Semana Santa de Fernando Martos Varela. Uno de esos pregones que son más una profunda catequesis de la fe católica que una simple anunciación de lo que está por venir.

Le precedieron los sones de Amarguras, la marcha extra oficial de la Semana Santa, y Nazarena y Patrona, la composición que José Ramón Lozano le dedicó a Santa Ana y con la que el pregonero ha querido que la abuela de Cristo estuviese presente en su exaltación. Del pregonero “que quiso Dios y ha refrendado Dos Hermanas”, ha dicho su presentador, Agustín García Gandullo, que es “un nazareno de los pies a la cabeza y un gran cofrade” y de su pregón, que iba a ser “un anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, hecho plástica catequesis por las calles de Dos Hermanas”.

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Pasada la una de la tarde, comenzaba Fernando un pregón de hora y media de duración en el que “el suspiro primero fue para Santa Ana, ya que no hubiera sido posible sin su auxilio y valentía pregonar sobre la semana en la que mi pueblo se da la vuelta sobre sí mismo para ensalzar a Dios”.

Para ello se presentó con el alma desnuda, abogando a través de un repaso por todas las advocaciones y hermandades de Dos Hermanas,  por “la oración como bandera y seña de la vida”, para que los cofrades sigan rezando “en el cálido anonimato de su antifaz, ya que tienen a un Dios que les escucha a un Padre Nuestro de distancia”. Y es que la fe básica se basa, según el pregonero en una “sencilla confianza en Dios”, por lo que “necesitamos de su cercanía, así como de las promesas y la oración”.

Pregón de la Semana Santa de Fernando Martos

Fernando abogó por la importancia de las Imágenes en nuestros días, ya que “22 siglos después, los cristiano y la iglesia siguen estando perseguidos en medio mundo”. Por lo que, añadió, “no dejamos de hacer llorar a la Amagura y de ponerle a su hijo muerto en su regazo”.  Por lo que el mundo, “mientras una madre siga sufriendo, no es mundo, sino un infierno”.

No es algo cultural y festivo
Fernando Martos quiso desmarcarse de la tendencia que vincula a la Semana Santa como “algo cultural y festivo”, en el que todo es bordado, orfebrería y marchas, “cargándose el verdadero sentido que tiene el acto en sí de sacar una Imagen a la calle”. En este sentido se apoyó en la imagen de la Vera-Cruz, con cinco siglo de historia, “como retorno a los orígenes más profundos, en lo que la cruz es símbolo de esperanza y no un instrumento de muerte”. Por lo que, “sólo tú Señor, sólo la Vera-Cruz, sólo Dios basta”.

El pregonero fue más allá pidiendo a los cofrades que salgan a la calle “a defender a Cristo, como nuestra tradición y cultura”, en unos tiempos en los que “parece que molesta ver a Jesús en la calle y parece que estorba, porque su mensaje es de libertad plena”.

Fernando también tuvo palabras para los costaleros, “una de las tantas cosas que tengo que agradecerle a Dios”, como “cirineos de la entrega y el cariño”.  Momento que aprovechó para acordarse de aquellos que ya no están, con una emotiva carta que mandó al cielo para su amigo Lucas y que levantó el mayor aplauso y ovación del público”. Ya que el cielo para el pregonero es como “un relevo de costaleros para presentar al Rey de Reyes”.

Al igual que comenzó su pregón con su devoción a Santa Ana, pregonero quiso cerrarlo, acordándose de la Virgen de la Estrella, cuya cuadrilla comanda cada tarde del Domingo de Ramos. “Deja que me vaya con tu dulce nombre en mis labios, Estrela de la mañana, faro y guía de mi vida”.

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