Juego de ficciones

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LA VENUS DE LAS PIELES

En un teatro parisino, Thomas está a punto de marcharse a casa después de un duro día de audiciones en el que no ha encontrado lo que busca. Vanda llega tarde y calada hasta los huesos. Es todo lo que odia Thomas: vulgar, malhablada, sin cerebro, pero insistente. Y entonces, en la prueba, se produce la metamorfosis, y Thomas queda fascinado con la chica, que conoce cada línea de guión, y va provista de disfraces y accesorios. Mientras la prueba se alarga, la intensidad entre ellos crece y los papeles se van modificando.

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{xtypo_code}Francia-Polonia, 2013. (96′)
Título original: La Vénus à la fourrure.
Dirección: Roman Polanski.
Producción: Robert Benmussa, Alain Sarde.
Guión:  David Ives y Roman Polanski, basado en la obra de David Ives.  
Fotografía: Pawel Edelman.
Música:  Alexandre Desplat.
Montaje: Margot Meynier, Hervé de Luze.
Intérpretes: Emmanuelle Seigner (Vanda), Mathieu Amalric (Thomas).{/xtypo_code}

La nueva película de Roman Polanski es una cinta aparentemente sencilla, que se desarrolla en un único espacio (algo que ya había hecho en sus inicios en películas como Un cuchillo en el agua, y también en su última obra hasta esta, Un dios salvaje). También porque únicamente hay dos personajes en la trama (ya en su anterior cinta también usó este ‘minimalismo’ actoral, aunque allí eran cuatro los protagonistas). Pero esto solo es apariencia.

La Venus de las pieles es un cúmulo de capas y más capas, de diferentes niveles que se van sumando y que crean una obra de extrema complejidad. La película está basada en una obra de teatro de David Ives, en la que se ensaya una obra de teatro que está inspirada en la obra La Venus de las pieles (de Sacher-Masoch, que con ella inspiró el término masoquista), y que a su vez estaba inspirada en el cuadro La Venus del espejo.

Polanski vuelve a tratar aquí temas y elementos recurrentes, presentes en muchas de sus películas: su obsesión por un solo escenario, las relaciones sadomasoquistas, el travestismo, la lucha de sexos, la dominación, el deseo…  

Los protagonistas interpretan un juego de ficciones, pasando sin aviso, sin descanso, de un papel a otro. Son director y actriz, y de pronto son los personajes de la historia teatral que se quiere representar, para volver de inmediato a la primera y, a mitad de conversación, pasar a la segunda. El director-dios que domina la situación y tiene el control sobre la actriz-pupila, pronto pasa a ser casi un pelele en manos del huracán que tiene delante. La confusión que se crea entre realidad y ficción (que también ha sido tratada por Polanski en otras ocasiones).

La Venus de las pieles se cuestiona los roles de poder, género, clase e identidad con una historia a ratos divertida, a ratos inquietante, que recuerda en algunos momentos a la mítica La huella (a pesar de ser muy distinta), y que también muestra en parte la relación del director con la actriz protagonista (que es su mujer en la vida real).

 

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