Una prueba de fe

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0901LA VIDA DE PI

Tras no pocas vicisitudes, lógicas si tenemos en cuenta el contenido del libro de Yann Martel en el que se basa la película, por fin llega a nuestras pantallas La vida de Pi. Directores tan conocidos como M. Night Shyamalan, Alfonso Cuarón o Jean-Pierre Jeunet estuvieron a punto de hacerse cargo de este proyecto, pero, por una u otra razón, terminaron dejándolo de lado. Por suerte, Ang Lee asumió el reto de sacar adelante esta complicada adaptación y, desde luego, el resultado no podía haber sido más positivo. No es una obra perfecta y, aunque existe un nexo que une claramente los tres principales actos en los que se divide el filme (el tema de la espiritualidad), unos resultan más apasionantes que otros.

{xtypo_code}USA, 2012. (127′)
Dirección:  Ang Lee.
Producción:  David Womark, Gil Netter y Ang Lee.  
Guión:  David Magee; basado en la novela homónima de Yann Martel.
Fotografía:  Daniel Aranyó.
Música:   Mychael Danna.
Montaje:  Claudio Miranda.
Intérpretes:  Suraj Sharma (Pi Patel), Irrfan Khan (Pi adulto), Tabu (Gita Patel), Rafe Spall  (escritor), Adil Hussain (padre de Pi), Gérard Depardieu (Cook). Guion: David Magee; basado en la novela homónima de Yann Martel.{/xtypo_code}

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Personamente me quedaría con el central, esto es, aquel en el que el protagonista de la historia ha de sobrevivir en un bote con la única compañía de un tigre. Que las aventuras de un solo personaje consigan mantener nuestro interés durante tantos minutos, especialmente cuando se desarrollan en un espacio muy pequeño, no es una tarea fácil, y ello a pesar de que aquí aparece una segunda estrella (en este caso en forma de animal). El prólogo sirve para que conozcamos al héroe del relato, aunque quizás podría haberse abreviado un poco, mientras que la conclusión permite resaltar el marcado mensaje religioso que se esconde en La vida de Pi (y que, aunque no coincida con la forma de pensar de cada espectador, tampoco considero que moleste mucho).

Los mayores halagos de la cinta se los lleva Ang Lee, quien confecciona un título casi perfecto desde un punto de vista técnico. Sus preciosistas imágenes no caen en la pedantería, convirtiéndose en un gran logro el uso que se hace de los efectos especiales (sobre todo si tenemos en cuenta que poseen un marcado tono realista). Eso sí, está claro que, a la hora de abordar los sentimientos de sus personajes, este cineasta no tiene nada que ver con, por ejemplo, Steven Spielberg, de ahí que a veces le cueste transmitirnos sus emociones (algo que, sin embargo, parte del público agradecerá, pues no son pocos los que acusan al responsable de War horse de ser un realizador sensiblero). Para acabar, quisiera destacar la labor de Suraj Sharma, un desconocido joven que debuta en el mundo de la actuación y que es capaz de llevar todo el peso del largometraje. A su lado cabe citar a unos meritorios Irrfan Khan, Rafe Spall, Adil Hussain y Tabu (Gérard Depardieu tan sólo hace un cameo).

 

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