Los almacenistas de Dos Hermanas ven en Marruecos un claro competidor para vender en USA y Canadá
Los almacenes de aceitunas de Dos Hermanas se preparan para pérdidas. Sólo falta calibrar a cuánto se elevará la cantidad y empezar a organizarse para que en la campaña de 1956 no vuelva a suceder lo que en esta. Los exportadores reconocen que urge una mejor organización del gremio.
Varios son los factores desfavorables. En primer lugar, España ya no es el único país que vende aceitunas en Canadá y Estados Unidos, principales mercados importadores. Orán, Argelia, Portugal y el Marruecos francés introducen sus serranas ya aderezadas y rellenas de pimiento obteniendo además, a pesar de su menor calidad, mayores réditos, ya que el dólar se cambia en todos esos países a unas 43 pesetas, mientras que los españoles sólo percibimos 27 por dólar. Para colmo, el gobierno de Madrid intenta ampliar a otras zonas de España la industria del aderezo de aceitunas para acumular más existencias, con el consiguiente perjuicio para el negocio en Dos Hermanas, principal centro exportador de aceitunas.
Otro gran problema es el abaratamiento de los precios, producto de una mala planificación. El exceso de aceituna manzanilla ha reducido su precio, mientras que la poca producción de gordal, más demandada en Norteamérica, ha provocado que algunos almacenistas hayan precisado comprarlas para su exportación, con pérdidas de hasta 50 pesetas por fanega. Con objeto de vender y salvar el año como sea, se están llevando a cabo prácticas que adulteran los mercados. Al haber acumulación de manzanilla y no haber forma de exportarlas solas, se acompañan de gordales con kilos extra regalados al cliente con dólares de bonificación, pagados “bajo cuerda”.
Las cosas tienen que cambiar. Está en juego el futuro.
