Tratar a los niños como tontos

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0701LORAX, EN BUSCA DE LA TRÚFULA PERDIDA

Cada vez son más las grandes productoras que se atreven a lanzarse a la producción de películas animadas, un campo en el que no hace muchos años Disney era prácticamente la única, y donde reinaba (lógica obliga) con solidez. Una de las últimas en sumarse al carro ha sido la Universal, que hace un par de años realizó Gru, mi villano favorito y poco después Hop. Esta es su tercera entrega, una película con mensaje para los más pequeños, pero que tiene errores (llamémoslos así) que no son habituales en las cintas animadas de los últimos años.

{xtypo_code}Estados Unidos, 2012. (86′)
Título original:  Dr. Seuss’ The Lorax.
Director: Chris Renaud.
Producción: Chris Meledandri, Janet Healy.
Guión: Cinco Paul, Ken Daurio, basado en la novela de Dr Seuss.
Música: John Powell.
Montaje: Ken Schretzmann, Claire Dodgson, Steven Liu.
Intérpretes (voces originales): Danny DeVito (Lorax), Ed Helms (Una-Vez), Zac Efron (Ted), Taylor Swift (Audrey), Betty White (Abuela), Rob Riggle (O’Hare), Jenny Slate (Madre de Ted).{/xtypo_code}

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Ted vive en la ciudad de Thneedville, una impecable e industrializada ciudad en la que todo es prefabricado, de plástico, no hay una sola planta, un solo árbol, y donde muchos desconocen siquiera que hubo un tiempo en el que hubo vegetación. Pero Ted se escapa de los límites de la ciudad para buscar un árbol vivo y así poder conquistar a Audrey, su vecina, de la que está enamorado. Allí, en un inmenso erial encuentra una casa en la que vive el Una-Vez, que le cuenta la historia (su historia) de cómo llegó allí, a lo que antes era el Valle Trúfula, cómo conoció al Lorax, protector del lugar, y cómo acabó con toda la vegetación.

Normalmente, las películas animadas (incluso las destinadas a los más pequeños) tienen algún elemento, algún pequeño guiño, destinado a los adultos que los acompañan a las salas de cine, para hacerles mantener la atención también a ellos. Pero en esta ocasión no hay absolutamente nada. Todo está destinado a los más pequeños. Ello, en sí mismo, no es nada malo, en absoluto. De no ser porque se tome a los infantes como tontos, que (en algunos momentos) parece ser el caso.
Lorax, en busca de la trúfula perdida es en canto ecologista, partidario de la lucha (que todos defendemos) de proteger el medio ambiente para proteger la vida (no solo de los humanos), pero que resulta demasiado reiterativo. Con un colorido que engancha y hechiza casi desde el inicio, la película se dedica a lanzar una y otra vez el mismo mensaje, machaconamente, dando una charla aburrida, adoctrinando casi…

Pero quizás el error principal sea intentar convencernos de que el joven Ted quiere buscar un árbol de verdad porque realmente quiere verlo, porque quiere recuperar algo de naturaleza en su mundo artificial, porque quiere recuperar la vida, y que por ello se lanza a la aventura de escapar de las vigiladas murallas de su ciudad, cuando desde el primer momento queda claro que lo que en realidad quiere es ligarse a su vecina. Ella es la verdadera ecologista, y apenas se le da voz.

 

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