En Dos Hermanas no sobra nadie

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Recientemente hemos asistido a un debate mediático sobre si nuestra sociedad está preparada para soportar “la pesada carga” de una población inmigrante que, en tiempo de vacas flacas, es vista por muchos ciudadanos parados como una amenaza social que merma sus posibilidades de empleo. Opino que no es de justicia desentendernos de la noche a la mañana de unas personas que son tan vecinos y vecinas de Dos Hermanas como el nazareno de más pura cepa. El emigrante que un día llegó a nuestra ciudad y se adaptó a sus costumbres, que ocupó un puesto de trabajo –de esos que hasta hace poco nadie quería- y que pagó religiosamente sus impuestos es, sobre todo, un ser humano y como tal se tendría que tratar.

 

Por eso hay que subrayar el oportunismo político del Gobierno que ha aprovechado la actual coyuntura económica para endurecer su política migratoria, acentuando todavía más la vulnerabilidad del colectivo inmigrante. Amparados bajo el discurso recurrente de la crisis, ha incentivado el retorno disfrazándolo de ayudas al codesarrollo.

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La Iglesia de Sevilla ha querido denunciar la recién aprobada Ley de Extranjería organizando hace unos días unas “Jornadas de Migraciones” con el objeto de ponernos al lado de tantos hermanos, nuestros inmigrantes, que no sólo sufren más que nadie los efectos de una crisis de la que no son culpables, sino que se les perjudica gravemente con leyes injustas que merman los derechos fundamentales de las personas. Un grupo de nuestra ciudad asistió al encuentro: fue una jornada muy vivencial, que acabó con la lectura de un manifiesto reivindicativo. De su lectura cabe destacar:

La Iglesia de Sevilla manifiesta: el más enérgico rechazo a una Ley de Extranjería que supone una grave regresión en los derechos reconocidos a la población inmigrante, profundizando en el carácter represivo de la actual política de inmigración y lamentando que no se adopte una política más respetuosa con los Derechos Humanos.

La Iglesia de Sevilla denuncia: la visión utilitarista y mercantilista del inmigrante. Usar la crisis económica como justificación para esta ley no va a resolver los graves problemas económicos y de desempleo del país. La clasificación de personas como legales o ilegales esconde especialmente un interés puramente económico. No se puede compartir la consideración cosificada de los inmigrantes, que no hace sino olvidar que son personas con los mismos derechos que cualquier ciudadano del mundo.

La Iglesia de Sevilla llama la atención: de la sociedad para movilizarse en defensa de la dignidad y la justicia social para todas las personas, independientemente de su nacionalidad, color de piel o situación administrativa. ¡Todos somos hermanos! También ante la Ley.

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