“Este es el comienzo de un proceso evaluativo que no tiene fin”
Nanda Piñango llegó a Dos Hermanas desde su Valencia natal en el año 1992 y comenzó a trabajar en el ambulatorio de Santa Ana en 1994. De este centro de salud fue enfermera jefe desde el año 1996 al 2003. Fue en esta fecha cuando se trasladó con su equipo al recién inaugurado centro de salud de San Hilario, que dirige actualmente. El certificado de calidad es el broche de oro a un buen trabajo de equipo.
“Nos gustaría potenciar una cultura de investigación”
Sierra Fernández es directora de la unidad de gestión pública de Los Montecillos desde el año 2004, cuando abriera sus puertas. Sierra, cordobesa de nacimiento, llegó a Dos Hermanas en el año 1993 al ambulatorio de Santa Ana, del que fue directora desde el año 2001 hasta hace poco tiempo. Enfermera de profesión, ahora presume con orgullo de que su unidad tenga un certificado de calidad gracias a su trabajo.
¿Qué tienen sus unidades de gestión clínica que no tengan otras para poseer este certificado de calidad sanitaria?
La cartera de servicios es común a todos los centros, lo que nos diferencia es la forma en la que se prestan, te evalúan el cómo lo haces. En definitiva es el resultado de mucho trabajo, pero bien hecho.
En ambos centros se da la coincidencia que su dirección la regentan dos mujeres…
Eso no no quiere decir nada, porque el año pasado se concedió a un centro de Utrera cuyo director es un hombre. Por ello, más que la dirección lo que más influye es la cohesión del grupo.
Otra coincidencia es que las dos han inaugurado el centro que actualmente regentan. ¿Esto supone más ventajas que desventajas?
Es un reto pero a la vez tiene sus ventajas y hemos sabido aprovechar estas dos vertientes. Lo más positivo de abrir un centro es que trabajas en un entorno diseñado por ti, lo moldeas a tu estilo.
Ambos centros, San Hilario y Los Montecillos, han pasado de ambulatorio y centro de salud a ser una unidad de gestión clínica. ¿Cuál es la diferencia de estas denominaciones?
Principalmente, la autogestión, la manera de funcionar y organizarse. Las unidades cuentan con un presupuesto propio y con una participación más activa de su equipo. Son más autónomos que los ambulatorios y los centros de salud.
¿Este certificado es un botón de muestra de la evolución sufrida por los centros de salud en los últimos años?
La filosofía actual de los centros no tiene nada que ver con la de un ambulatorio. Cuando trabajábamos en Santa Ana, sólo buscábamos cubrir las inclemencias diarias, mientras que en un centro de salud se dan actuaciones más integrales, como por ejemplo programas de salud o la oferta de técnicas que antes sólo se aplicaban en los hospitales.
¿Cómo ha sido el proceso de auditoría al que se han sometido ambos centros?
En primer lugar lo que hicimos fue un parón para ver dónde estábamos, es decir, autoevaluarnos y ver nuestras carencias. A partir de aquí elaboramos un proyecto y vimos si funcionaba en la práctica. En este proceso, por supuesto, se ha implicado todo el equipo.
Al tratarse de un proceso voluntario, ¿qué las llevó a presentarse?
La percepción de que lo estábamos haciendo bien y queríamos que un organismo oficial nos lo reconociera. Es un poco de prestigio y un reto, a su vez, para seguir trabajando en la misma línea. Aquí no hay recompensas, sólo mucho trabajo.
Pero esto es el comienzo de un largo proceso de evaluación.
Esto es el comienzo de un proceso que no tiene fin, ya que cada dos años se nos volverá a evaluar para ver si vamos mejorando en calidad. Ahora hemos logrado el nivel avanzado y nos queda el óptimo y el excelente. Ahora tomamos un poco de aire pero no podemos olvidar que seguimos dentro de la autovía.
Anualmente se hacen sondeos de satisfacción entre los usuarios. ¿Qué es lo que más valoran de ambos centros de salud?
En ambos centros las valoraciones de todos los aspectos suelen estar por encima del 90 por ciento, aunque lo que más se valora es la enfermería, el trato personal, la limpieza y organización. Lo que también agradecen bastante los pacientes es no tener que desplazarse al hospital para someterse a algunas pruebas.
¿Se tiene en cuenta la opinión de los usuarios o sólo sirve para tomar el pulso?
Se tiene en cuenta si son demandas representativas, ya que a todos no podemos tenerlos contentos. Además de estos sondeos, en Los Montecillos también realizamos cuestionarios periódicos a los usuarios y contamos con un buzón de sugerencias.
¿En qué aspectos les gustaría mejorar cara a las próximas evaluaciones?
(Sierra) Hay mucho que mejorar, sobre todo hay que incidir en la poca cultura investigadora que existe. (Nanda) Además de la investigación, en San Hilario nos gustaría trabajar en el área de salud infantil y reorganizar la enfermería.
¿Cómo es el día a día de una directora de una unidad de gestión clínica?
Muy dinámico y no hay lugar para el aburrimiento. Es muy gratificante, pero te tiene que gustar por la sobrecarga de trabajo físico, emocional y mental.
