Entre los años 1800 y 1930, cuarenta millones de europeos marcharon a otros países fuera del continente como emigrantes. Este éxodo se enfocó muy en especial hacia los Estados Unidos. Tres movimientos identifican esa época: la Revolución Industrial, el Imperialismo Capitalista y el deseo civilizador de las metrópolis. Inglaterra tuvo la hegemonía hasta 1870, pero pronto otras naciones rivalizaron con ella en el afán colonizador. Hacia 1873 la crisis de los países industrializados hizo que la economía se orientara en busca de nuevos mercados al tiempo que en la misma Europa se llevaban a cabo políticas proteccionistas. No era difícil encontrar declaraciones como las de Pièrre Leroy Beaulieu, (“De la colonización de los pueblos modernos”) “Es forzoso encarar el imperialismo como una de las tareas impuestas a los países civilizados… muy particularmente en nuestra era”.
Estados Unidos fue una colonia hasta finales del siglo XVIII. Aquellas tierras habían pertenecido a colonizadores ingleses, españoles y franceses. El año 1880 la Trade Union norteamericana celebró manifestaciones y pidió la jornada de ocho horas. Cinco años más tarde se hizo una huelga general en todo el país impulsada por socialistas y anarquistas. Algunos de los hechos terminaron con huelguistas y policías heridos o muertos. Así se llegó al 1º de Mayo de 1889 en el que en una manifestación en Chicago fueron detenidos dirigentes y obreros y, habiendo sido juzgados, algunos fueron ejecutados. En julio del mismo año se reunió en París el Congreso de la II Internacional que decidió, a partir de los sucesos de Chicago conmemorar cada 1º de Mayo la fraternidad de todos los trabajadores del mundo. En 1894, una huelga costó un millón de dólares de los de aquel momento económico.
En 1890, ya se celebraron en España manifestaciones reivindicativas del proletariado. Destacaron los socialistas de Madrid y los anarcosindicalistas de Barcelona, estos últimos con una huelga general. Continuaron las manifestaciones en nuestro país hasta 1936. El 1º de Mayo de ese año tuvo lugar una gigantesca manifestación en Madrid. Durante el franquismo las conmemoraciones tuvieron una vertiente “oficial” de discursos del régimen y juegos deportivos y otra, llamada ilegal, siempre reprimida por la policía durante cuarenta años.
Ahora, después de treinta años de democracia, el 1º de Mayo sigue teniendo actualidad en lo que se refiere a las condiciones de muchos trabajadores. Si consideramos la población española en una lista de más a menos según la renta real per cápita de cada uno, a partir de la mitad, es decir, cuando hubiéramos contado unos veinte millones de ciudadanos, estaríamos en lo que se llama la “mediana” en relación a los ingresos. Aquellos que tienen para vivir menos del sesenta por cien de esta mediana son considerados pobres por la UE, y resulta que en España viven en esta situación de lo que se llama pobreza relativa el 19.5 % de la población. Dicho de otra manera en una familia de cuatro miembros, matrimonio y dos hijos menores de catorce años que tengan para todas sus necesidades unos 13.000 euros al año cada individuo dispondrá por día de 9.25 euros. Quiere decirse que uno de cada cinco habitantes, o sea, alrededor de ocho millones, están bajo el umbral de la pobreza.
El 1º de Mayo, como fiesta de la fraternidad obrera universal, seguirá teniendo sentido mientras el capitalismo, el imperialismo y la neocolonización no nos demuestren lo contrario. El sistema funciona con muchos defectos sociales y humanistas y sólo para una parte de la sociedad que de antaño fue conocida como los opresores y sus obedientes servidores.
A la España del desarrollo de parte de los españoles, a la España de la Unión Europea y de los negocios millonarios se ha unido una nueva lista, esta vez de inmigrantes, descendientes muchos de aquellos que fueron colonizados por europeos, entre ellos también españoles. España, Europa, tienen dos deudas en este sentido, una con los abuelos de los emigrantes y otra con los que nos llegan en la actualidad. La nueva colonización se llama inmigración, aportan capitales como fuerza de trabajo en cantidades ingentes. Seguro que los entes sociales no los olvidarán en este nuevo 1º de Mayo.
