Era la primera vez que la Asociación Nazarena por un Futuro en Igualdad apostaba por una iniciativa de esta índole con la puesta en marcha del Proyecto de Formación para la Inclusión Sociolaboral de Jóvenes con Discapacidad Intelectual. Según su presidenta, Pilar Revilla, «era algo que nos pedían las familias«, como una puerta abierta a la integración de este colectivo. Para su puesta en marcha hemos contado con una subvención de 4.000 euros de la Fundación La Caixa con la que hemos podido comprar ordenadores, proyectores y otros materiales para las clases».
Se planteó como un proyecto de final de carrera para la pedagoga María Mauri, monitora responsable, y el programa arrancó en septiembre de 2021, con la captación de participantes, para ponerse en marcha en enero de 2022 con las sesiones teóricas dos veces por semana. La idea era optar por seis chicos y chicas de la asociación, ya que lo que se pretendía es que «fuera más personalizado y con una atención muy concreta«, apunta María.
En total, han sido seis meses, cinco de contenidos teóricos y uno de prácticas en empresa. Para María se trata de «un programa muy completo, puesto que, además de la puerta abierta inclusión laboral, también se apuesta por la faceta más social, fomentando la autonomía personal, como el uso de los medios de transporte, e incidiendo en aspectos que también son importantes para su desarrollo, como la educación afectivo-sexual«.
Formación e información
La responsable del programa asegura que su objetivo «no es que salgan trabajando, sino formados e informados, tanto ellos como sus familias, que también se han implicado en el mismo». Lo que más ha gustado ha sido el módulo de educación sexual, la elaboración de curriculum o tener un perfil profesional, además de la investigación de centros especiales de empleo, que son puestos de trabajo protegidos para personas con más de un 33 por ciento de discapacidad». Aunque, a la hora de hacer las prácticas, «queríamos apostar por una experiencia más real en empleos con apoyo para conseguir así aumentar su visibilidad«.
La valoración que se hace desde Anfi, explica su presidenta, «es fabulosa, gracias al gran trabajo de su monitora, además de que los chicos y chicas están muy contentos con las prácticas porque se han sentido muy útiles.» Por ello, según adelanta su educadora, se piensa en una nueva edición y «ya hay familias interesadas en participar», ya que «no es un programa habitual en este tipo de asociaciones con diversidad funcional y están empezando a proliferar ahora». Por lo que se mantendrá esta puerta abierta a la inclusión socio-laboral.
Las empresas hablan
José Antonio Cantos, gerente de Simplificando decidió sumarse a este proyecto por «colaborar con personas que tienen dificultades para encontrar un empleo«. Además de «acercarlo, con esta puerta abierta, al mercado laboral y que conozcan las obligaciones de un puesto de trabajo».
La valoración que ha hecho la empresa ha sido positiva, ya que «le sueles delegar el trabajo adecuado a sus aptitudes para que no se sienta incómodo, aunque lo más gratificante es que aprenda de sus errores y se desarrolle«. De su becado, José Antonio asegura que se lleva «su voluntad de trabajo, su agrado y su simpatía».
Por ello, no duda en recomendar esta experiencia a otras empresas «porque hay que hacerlos partícipe del trabajo, integrarlos, conociendo sus limitaciones. Si te lo tomas así, lo llevas bien».
Desde el Colegio San Hermenegildo apostaron por este proyecto porque «creemos en las personas con diversidad y tenemos que ser integradores desde el mundo real«. Además de que, prosigue su director, Javier García, «en el centro trabajamos la inclusión y era significativo darles visibilidad y que se integrasen en el colegio y aportaran».
En este centro, Julia y Samuel, nos cuenta, «estaban cara al público con labores de secretaría y mantenimiento«. Destacando de ambos «su alegría y su satisfacción por poder contribuir. Algo que se palpaba cada día, nada más llegar a sus puestos de trabajo».
Desde el colegio también se anima a otras empresas a que acojan a chicos y chicas con diversidad funcional. Además de hacer una reflexión de que «hay puestos de trabajo a los que estas personas pueden aportar otros valores, ya que son leales, obedientes, disciplinados y organizados».
“Las empresas tienen que dar más oportunidades”
Carlos Rivas Martínez es un joven de 27 años y socio de Anfi que se ha beneficiado de este programa y que ha realizado la fase práctica en la empresa Simplificando. Allí, explica, «trataba con los clientes, utilizaba la maquinaria o reponía en tienda». Una vez finalizada la fase práctica del programa, Carlos asegura que «he mejorado en mi forma de relacionarme con la gente y las responsabilidades las llevo bien, ya que tengo unos horarios y soy yo el que me los pongo». Además, cree que en la empresa están contentos con su aportación porque «he sido una persona responsable». Por ello, aunque cree que la situación está cambiando, «desde las empresas se tienen que dar más oportunidades a personas como yo, aunque sea para realizar prácticas».