Desde el año 1976 la Asociación Sevillana de Ayuda a la Discapacidad había mantenido su mismo logo. Los cambios se han producido en la terminología, adaptándose a los nuevos tiempos y conceptos, pasando del subnormal del inicio al discapacitado, en 2002, así como al término más genérico, discapacidad, en 2014.
A partir del año 2015, en un congreso celebrado en Oviedo por la federación nacional, se apuesta por “cambiar las siglas por algo menos abstracto”, pasándose a llamar este organismo federal Plena Inclusión.
El pasado año 2017, ASAS decide afrontar el cambio de imagen y denominación, explica su gerente, Antonio Martín, poniéndolo en manos de una empresa que le hace varias propuestas. “Apostando por la autodeterminación de nuestros usuarios, se decidió que fueran ellos los que decidieran si se cambiaba el nombre y por cuál optar”, explica Antonio. De esta forma se optó por ASAS Inclusión Activa, “para no romper con el pasado completamente”, aunque la idea, añade el gerente, “es que se quede en Inclusión Activa”.
Una terminología, explica, que aglutina dos conceptos importantes: “el de la inclusión, para que sean ciudadanos de pleno derecho, y el de la participación, para que no se vean como agentes pasivos”.
También se eligió el nuevo logo, “una degradación de fucsia a rojo, en la que el punto son las personas de diversidad funcional, el centro de todo, del que salen dos flechas que se mueven a su alrededor, girando en su entorno”. Un movimiento que refleja a unas personas que siempre “son dinámicas y activas”.
Palanca de cambio
De esta forma, comenta el gerente de ASAS Inclusión Activa, “se ha activado la palanca del cambio con la nueva terminología, que viene a rubricar la labor que veníamos haciendo en el centro desde hace años, apostando por una manera diferente de concebir a las personas con diversidad funcional, en la que prima la autodeterminación de los usuarios”.
