Paralela a la avenida de Andalucía (antaño carretera de Sevilla a Los Palacios) y lindando con el popular barrio de la Carretera (que bien merece un artículo, por lo que significó para muchos nazarenos), se encuentra esta tranquila calle del barrio de San Sebastián. Se asienta donde estuvieron a principios del siglo XX unos olivares propiedad de doña Josefa Gómez Martín (†1932), hija del rico nazareno Francisco Gómez Rivas, y esposa del maestro Francisco Romero Serrano.
Muy poco después de la clausura del antiguo cementerio de San Sebastián, a finales de 1909, aquellos olivares fueron divididos y vendidos en pequeños lotes, urbanizándose de esa forma la zona. Así, aparecieron las actuales calles Fornet Domínguez, Benavente, Sánchez Chacón y, como no, Ave María. Teniendo en cuenta la cercanía del extinto camposanto y lo barato que resultaban esos lotes, quienes los compraron fueron humildes jornaleros, ya que las clases más pudientes tenían ciertos reparos a la hora de adquirir fincas cerca del cementerio. Asimismo, fueron esos mismos jornaleros los que se encargarían de construir sus propias casas.
¿Qué nombres tuvo?
Esta calle comenzó su existencia sin una denominación oficial, apareciendo en el padrón de vecinos de 1910 como «agregada a calle San Sebastián». Aunque no se sabe exactamente (porque no se recoge en las actas capitulares) cuándo pasó a llamarse Ave María, esto debió ocurrir en 1920, momento en el que muchas de las calles colindantes pasaron a tener una denominación oficial. Esta calle se llamó Ave María, precisamente, por el colegio del mismo nombre que se encontraba al final de la calle. A lo largo de su Historia tan sólo en dos ocasiones ha visto variar su nombre. La primera fue en 1931, nada más proclamarse la República. La decisión de eliminar del nomenclátor nazareno cualquier alusión religiosa hizo que esta vía pasara a denominarse Mariana Pineda, en recuerdo de la famosa heroína granadina de principios del siglo XIX, abanderada del liberalismo frente al absolutismo de Fernando VII. En 1937, la calle retomaría su antigua denominación de Ave María y desde entonces la mantiene sin alteración.
Una de las primeras menciones que se hacen de la calle Ave María la encontramos en la sesión que celebraron los capitulares nazarenos el 14 de septiembre de 1923. En esa reunión se leyó una solicitud de los vecinos de esta vía en la que pedían “sean colocadas luces por carecer de ellas”. Los regidores, teniendo en cuenta la justicia de la petición, acordaron remitir ese asunto a la Compañía Sevillana de Electricidad para que ésta pudiera proceder a la colocación de farolas en la calle.
Primer padrón
El primer padrón que recoge esta vía con su primera denominación oficial e independiente de la calle San Sebastián es el parroquial de 1922-1923. Para entonces existían 28 casas, 29 vecinos y 137 almas. Estos eran los vecinos o cabezas de familia incluidos en el citado padrón, con indicación del número de la casa donde habitaban con sus respectivas familias: Dolores Moreno López (n.º 1); Manuel Durán Román (n.º 5); Francisco Rivas Monge (n.º 11); Joaquín Romero Díaz (n.º 13); José Márquez Mejías (n.º 15); Manuel Alcocer Núñez (n.º 19); Manuel Román García (n.º 21); Manuel Serrato Díaz (n.º 25); Pedro Fournón Ponce (n.º 29); Antonio Vaquero López (n.º31); José Rivas Reina (n.º 33); Antonio Acosta Guerrero (n.º 35); José Acosta Varela (n.º 39); Antonio Barbero Claro (n.º 41); Tomás Morales Mora (n.º43); Antonio Román Terrero (n.º 45); Antonio Román Durán (n.º 49); Rosario Sánchez Pérez (n.º 51); Juan Rivas Quintano (n.º 2); José Garrido Quintanilla (n.º 4); Juan Salguero Martín (n.º 6); Manuel Claro Gandullo (n.º 12); Eulogio González Rivas (n.º 18); Antonio Moreno González (n.º 22); Antonio Alonso Baturones (n.º 24); Manuel Muñoz Barbero (n.º 28); María Gutiérrez Pérez y Ana Pérez Alcoba (n.º 30); y Juan Muñoz Barbero (n.º 32).
Vecinos destacados
En su casi centenaria historia han residido en esta calle varios destacados personajes. Uno de ellos fue el canónigo hispalense don Juan Miguel Rivas de Dios (1928-2015), que nació y vivió unos años en el n.º 2 de esa vía. Fue ordenado sacerdote en 1952 y después de haber sido párroco en diversos pueblos de la provincia de Huelva, regresó a Dos-Hermanas, siendo primero coadjutor en la iglesia del Rocío y párroco, después, de la iglesia de Vera-Cruz y San Sebastián [1981-1988]. En 1988, obtuvo una canonjía en la catedral de Sevilla, pasando los últimos años de su vida en nuestra localidad. Obra suya fue el Himno de la Hermandad de Valme (1950), conocido por todos. Otro destacado vecino fue José Garrido Quintanilla (1884-1950), que residió en el n.º 4 de esta calle. De oficio maestro alarife, en 1928 fue el encargado de ampliar la puerta principal de la capilla de San Sebastián, dándole el aspecto que actualmente posee. Pero antes había trabajado como peón a las órdenes del maestro Juan López Tristán, participando en la construcción de la chimenea de la fábrica de yute y de la casa de Carlos Soldat, por citar unos ejemplos. En 1909 contrajo matrimonio con Ana Terrero Rubio, de cuya unión hubo tres hijas. Finalmente, también residió en esta calle (en el n.º 14) Agustín Fernández Vargas (1895-1966), hermano de Juan ‘Talega’ y gran aficionado a las Letras. Escribió poemas, obras teatrales (como Araceli en 1928), letras para el carnaval y colaboró con los periódicos sevillanos El Liberal y La Unión, firmando bajo el pseudónimo de ‘El Duende de la Tribuna’.
Aun no siendo ésta una calle comercial, tuvo también sus comercios y negocios a mediados del siglo XX. De esta forma, en 1940-1946 Ana Rivas Moreno, conocida en el pueblo como ‘la Quintana’, regentó en su domicilio (el n.º 2 de esta vía) una tienda de comestibles. Y José Reina Jiménez tenía por esas fechas una carbonería, mientras que Pedro Fournón, ‘el Francés’, tenía un taller de tonelería en el n.º 29 y su hermano Urbano otro taller en el n.º 36, haciendo esquina con Sánchez Chacón que, por cierto, afortunadamente todavía se conserva su edificio, aunque con otros fines bien distintos. Asimismo, el antes citado Eulogio González (muy vinculado a la hermandad de Vera-Cruz) tuvo en esta calle una carpintería.
Como otras muchas calles del pueblo, era de albero y no quedó asfaltada hasta 1973. El pago del asfaltado se realizó mediante el muy utilizado método de las contribuciones especiales, que debían pagar, precisamente, los vecinos de la calle. Tras este primer asfaltado vinieron otros dos más, que coincidieron con obras de mejora en el sistema de alcantarillado.
Por otro lado, la calle Ave María ha formado parte del itinerario de varias procesiones como la del Corpus Christi organizada por la parroquia del Ave María y San Luis (en 1993, 2014 y 2015), Vera-Cruz (en los años 40), la Asunción a los Cielos (en 2000) y la de María Santísima del Carmen (en 2017), realizada ésta por la Agrupación Parroquial del Prendimiento.
Para terminar, las últimas obras de envergadura que sufrió la calle tuvieron lugar en los primeros meses de 2010 y le dieron el aspecto que actualmente posee.
El Colegio del Ave María
El colegio que terminaría dando nombre a esta calle abrió sus puertas en 1914, siendo trasladado tres años más tarde a unos terrenos propiedad de la familia Ybarra situados al pie de la carretera de Sevilla a Los Palacios, precisamente al final de la calle Ave María. A ella se abría una pequeña puerta (hoy tapiada), muy próxima a la actual calle Anita Peraza. Este conocido centro, que mantuvo su actividad durante poco más de cincuenta años, fue uno de los más importantes de la localidad, dejando una huella imborrable en la memoria de muchos nazarenos. Figuras como don Amancio Renes o don Gerardo Cano, tuvieron gran relevancia en la Dos-Hermanas del siglo XX. Hoy, por fortuna, se conservan varios de los edificios que conformaban el colegio, exponentes destacados de la obra del arquitecto regionalista Pablo Gutiérrez. De recomendada lectura es el libro Las Escuelas del Ave María de Dos Hermanas, de Ana María Montero, David Hidalgo y Hugo Santos, para conocer la evolución de este emblemático centro educativo nazareno.