La tarde del Sábado Santo es una jornada de tradiciones y emociones que se recuperan año tras año, convertidas en procesión de Semana Santa, gracias a la cofradía del Santo Entierro.
El entierro de Cristo recorre las calles de Dos Hermanas ante el escalofrío de los presentes que se deleitan, a su vez, con una cofradía que es digna de admirar en la calle de principio a fin.
Tras la urna del Cristo de Miñarro, su madre, la Virgen de la Soledad, que comenzó su salida con la interpretación por el trío De Capilla del motete Nuestra Señora de la Soledad, como es costumbre. A continuación sonó la marcha de la hermandad, Mors Domini, seguida de la Marcha Fúnebre de Chopin.
La hermandad lucía luto por el fallecimiento de un antiguo oficial, Guillermo Muñoz Baena de León, y de las camareras Ica García Hidalgo y Virtudes Junguito Moreno.
Momentos emotivos se vivieron cuando los pasos llegaron a las casas de estos hermanos fallecidos, así como cuando la banda interpretó ante el compositor Fulgencio Morón su marcha Santo Entierro Nazareno, que se recuperó este año. También es ya una cita ineludible cuando la cofradía llega a la calle Manuel de Falla, donde ya es costumbre que el cantante Manuel Lombo le dedique una saeta a la Virgen de la Soledad, que se marcha, como también es tradición, con la pieza Amarguras.
Sones clásicos para una tarde de clasicismo y de Santo Entierro nazareno.