Diez familias formaron este grupo al calor de una candela en una carpintería de la calle Verdiales
Fue en las Navidades de 1983, hace ahora 20 años, cuando nueve familias del barrio de Ibarburu se reunieron en una carpintería de la calle Verdiales para cantar villancicos tradicionales en torno a una candela. Rescataban viejas canciones de campanilleros, transmitidas de padres a hijos en la Dos Hermanas de los años 40 y 50.
En aquella ocasión, por ponerle un nombre, lo llamaron el “Coro de las Nueve Familias”. Al año siguiente, cuando se decidieron a salir a la calle a cantar, se percataron de que habían contado mal, y que realmente las familias eran diez y no nueve. Decidieron entonces bautizarlo con el nombre del barrio: Coro de Campanilleros de Ibarburu.
Desde el primer año fue una delicia escuchar al coro. No sólo por la armonía y calidad de sus voces (como la de la famosa saetera Pepi del Chaparral), sino también por su inconfundible sabor añejo, usando solo instrumentos tradicionales como la zambomba, la pandereta, el coche de esquila, la botella de anís, el almirez, el triángulo, el cántaro o los palillos.
{xtypo_rounded2}Su villancico más famoso. Letra de ‘Brilla el sol’, canción popular.
Brilla el sol
Brilla el sol por la mañana
con su lindo resplandor,
canta María la nana,
mientras se duerme Jesús,
Nana vida mía, duerme sin temor
que el pueblo judío ya se refugió,
y el niño se duerme, con dulce cantar.
Cantar pastores que se duerma ese angelito
cantar pastores que ese niño es muy bonito
cantar pastores pero fuera del portal
que el niño duerme y se puede despertar.
Yo le traigo cuanto puedo a ese niño tan bonito
que se va a morir de frío en ese portal.
Yo le traigo miel,
yo un rico manjar,
yo una piel de oveja,
mantilla y pañal.
Y el niño se duerme con dulce cantar.
Cantar pastores que se duerma ese angelito
cantar pastores que ese niño es muy bonito
cantar pastores pero fuera del portal
que el niño duerme y se puede despertar. {/xtypo_rounded2}
Poco a poco se fueron incorporando nuevas voces y nuevas letras, y el coro fue traspasando los límites de Dos Hermanas. A su villancico más conocido, Brilla el sol, se unieron otros como Dos Hermanas se viste de gala o Los gitanillos flamencos (este último con letra y música de Federico Alonso Pernía) hasta alcanzar la cifra de 80 en su amplio repertorio. Han solicitado sus villancicos por toda la geografía andaluza y, aunque no se han prodigado en participar en concursos, han obtenido importantes premios en pueblos como Aznalcázar, Huévar, Bormujos o Utrera. Llevan a gala haber sido el primer coro en cantar en la capilla de Santa Ana. Su actuación en el programa Tal como somos, en Canal Sur, presentado por Tate Montoya, fue otro momento memorable.
El coro de Ibarburu cumple 20 años, y va ya por su cuarto disco. Permanecen en él la mayoría de sus componentes originales, pero dice su actual director, Antonio Morales, que no quieren ser “el hogar del pensionista”: necesitan savia nueva.
Anoche, como ya viene siendo tradicional, participaron en la Muestra de Villancicos Así canta Dos Hermanas a la Navidad, en el Teatro Municipal, y hace unos días cantaron, como cada año, en la inauguración del alumbrado navideño. Párense si lo escuchan por la calle. Valdrá la pena.
Las nueve familias… que eran diez
Alguien contó mal y no fueron nueve sino diez las familias fundadoras del coro: las encabezadas por Juan Franco (‘El Canijo’), Juan A. Mena (‘Menita’), Manuel Alcocer (‘El Bigotes’), Antonio Román (‘El Márquez’), José Torres (‘Macaco’), Diego García (‘El Campón’), Juan Parrado (‘Juanito’), Antonio Morales (‘El Planchilla’), Manuel García (el ‘Morales’) y Joaquín Palma (el ‘Palmita’). En 1984, sus más de 30 miembros decidieron salir a la calle a cantar villancicos por los barrios de Dos Hermanas, bajo la batuta de su primer director, Juan Franco. Esta foto corresponde a una de sus primeras actuaciones, el 29 de diciembre de 1984, durante el Pregón de Reyes Magos, celebrado en el salón de actos de la Caja San Fernando, en calle Botica.
No faltan a un Valme
El coro de Ibarburu es una gran familia. Además de vivir la Navidad y el Carnaval de forma muy activa (su primera chirigota, ‘Los Brutos Arrefinaos’, data de 1988), tampoco faltan un año a la Romería de Valme, como se observa en esta foto tomada delante de su galera. Al acabar el mes de octubre, empiezan a afinar las voces y comienzan los ensayos de los villancicos, dos veces por semana. Han sido, junto al de la Hermandad de La Estrella, el primer coro en cantarle al Monumento a la Virgen de Valme, y el también el primero en cantarle a Santa Ana en su capilla. Seguirán haciéndolo mientras el cuerpo aguante.