1936. El criador de gallos de pelea Miguel Sánchez regresa arruinado de su último viaje a Cuba

0
- Publicidad -

1936, El criador de gallos de pelea Miguel Sánchez regresa arruinado de su último viaje a CubaLos pollos ingleses de Dos Hermanas son considerados en La Habana los más valientes de los reñideros caribeños

No todos los negocios entre Dos Hermanas y América han tenido a la aceituna como protagonista. También los gallos han traído riqueza a nuestro pueblo, aunque en este caso ha durado poco.

La guerra civil y la ‘morriña’, una enfermedad que ha diezmado a sus gallos en el último viaje, han arruinado el próspero negocio de Juan Miguel Sánchez Núñez ‘El Granaíno’ y su hijo José. Los viajes de ambos desde Dos Hermanas a La Habana se han convertido en un próspero negocio. Sus escogidos pollos ingleses se cotizan al alza en ciudades como Matanzas, Santiago de Cuba y, sobre todo, Camagüey, donde los pollos de Dos Hermanas gozan de un gran prestigio. Periódicos especializados cubanos citan los gallos de pelea de Miguel Sánchez como los más valientes del redondel: “Los gallos que todos los años trae de Sevilla no huyen nunca: prefieren dejar toas las plumas y hasta la vida en el redondel, pero nunca vuelven la grupa. Firmeza y buena intención en el picar muestran esos reputados plumíferos desde que se les suelta hasta que termina la pelea”, leemos en el Diario de La Habana.

- Publicidad -

La ‘morriña’ de un gallo de Triana
Miguel es un hombre de negocios. Tenía un bar, pero apostó por la crianza de gallos, para los que tiene un gran ojo clínico. El primer viaje a Cuba, sobre 1929, fue un negocio redondo: vendió a buen precio los 150 gallos que llevaba. Tan bien le fue, que vendió el bar y compró con su hijo la Granja Santa Teresa (en la carretera a Alcalá) , para dedicarse por completo a este lucrativo negocio. Preparaban a sus gallos para la pelea y se llevaban a Cuba a los mejores. También fueron a Florida. Desde 1932, han hecho un viaje por año. Desde Cádiz embarcaban hacia La Habana, donde vendían sus animales, asistían a peleas (también apostaban) y en tres meses (se tarda un mes en llegar a Cuba) estaban de regreso.

1936, El criador de gallos de pelea Miguel Sánchez regresa arruinado de su último viaje a Cuba

Sin embargo, el último viaje ha resultado calamitoso. De los 300 pollos que llevaban en la cubierta del barco, murieron más de la mitad en el viaje de ida. Según Miguel, a babor había un gallo de Triana, propiedad de otro gallero, infectado de ‘morriña’. Pidió al capitán del barco colocar sus jaulas a estribor “para que no les llegara el aire del gallo enfermo”, y así pudo salvar a muchos. Pero al regreso, esta vez en el puerto de Almería, se han encontrado con el inesperado revés de que ha estallado la guerra civil. En su periplo de regreso a Dos Hermanas se han visto obligados a pagar tantos aranceles en los puestos de control que han perdido las pocas ganancias que traían.

El infortunio les ha roto la gallina (en este caso el gallo) de los huevos de oro. La ruina les ha obligado a vender la granja y a abandonar este negocio que los hizo famoso allende los mares.

{xtypo_rounded4}‘Manos duras’, el invencible
Las peleas de gallos constituyen un emocionante entretenimiento en Dos Hermanas, donde varios reñideros (como el Bar La Amistad) abren los fines de semana. Antes y durante las peleas, en un redondel rodeado de sillas o gradas, se cruzan apuestas, que va apuntando un juez. Antes de que se voltee el reloj de arena, los gallos contendientes son pesados y sus púas son medidas. Hay quien convierte la crianza de pollos ingleses en una afición. Se les pelan las patas, se las lava con alcohol, se les afilan los espolones y se les saca de las jaulas para que paseen y cojan fuerza en las patas. Si tras la pelea queda herido, se cura o se sacrifica; si alguno acaba tuerto, queda inservible y suele terminar en la cazuela, aunque su carne es dura. En la foto, el nunca vencido gallo nazareno ‘Manos duras’, famoso por sus peleas en La Pañoleta. Propiedad del criador nazareno Manuel León Martínez, al morir este fue disecado en homenaje a su bravura. {/xtypo_rounded4}

“Por él se pirran las mozas”
Al hijo de Miguel, aunque se llama José, lo conocen en Cuba como ‘Miguelete’. De él escriben en la isla que es “ducho en juergas, conocedor del rasgueo de la guitarra y bailaor consumado, por el que se pirran las buenas mozas”. No hay duda de que en Cuba aprovechan sus negocios para divertirse. Pero también es admirado por cómo cría a sus gallos de pelea. ‘Dos Minutos’, ‘Cañonazo’, ‘El Pinto de Panchito’ o ‘El león de Camagüey’ son algunos de los pollos de Dos Hermanas que levantan pasiones.

- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!