MR TURNER
La nueva película del director británico Mike Leigh, que logró la fama y el reconocimiento internacional con su cinta Secretos y mentiras a mediados de los años 90, era uno de los platos fuertes del pasado Sevilla Festival de Cine Europeo, y desde antes incluso de su proyección se contaba con ella en el palmarés, pues las expectativas y las noticias y comentarios que llegaban de otros festivales por los que había pasado anteriormente eran prometedores. Al final, en el certamen hispalense, esta Mr Turner acabó llevándose los premios al mejor actor (incontestable el soberbio trabajo de Timothy Spall, que tiene posibilidades de Oscar), y el de mejor dirección (que despertó más dudas).
{xtypo_code}Reino Unido-Francia-Alemania, 2014 (150′)
Escrita y dirigida: Mike Leigh.
Producción: Georgina Lowe.
Fotografía: Dick Pope.
Música: Gary Yershon.
Montaje: Jon Gregory.
Intérpretes: Timothy Spall (J.M.W. Turner), Paul Jesson (William Turner), Dorothy Atkinson (Hannah Danby), Marion Bailey (Sophia Booth), Karl Johnson (Mr Booth), Ruth Sheen (Sarah Danby), Sandy Foster (Evelina), Amy Dawson (Georgiana), Lesley Manville (Mary Somerville). {/xtypo_code}
En Mr Turner, Leigh asume el difícil reto de contarnos la vida del pintor Joseph Mallord William Turner, quien en la época de la Inglaterra victoriana se convirtió en el precursor del impresionismo, que años después se desarrollaría en Francia. Tarea difícil porque, cada vez que un realizador se enfrenta a narrar la vida de un pintor, lo complicado es hacerlo dando a las cinta la apariencia visual del estilo de dicho pintor. En Mr Turner, esto se consigue gracias al fantástico trabajo del director de fotografía Dick Pope y a una fastuosa puesta en escena de la época en la que transcurre la historia.
El problema es que cuando uno se enfrenta a un proyecto arriesgado, crece la posibilidad de estrellarse. Y si Leigh no lo hace es por el trabajo de sus colaboradores. Uno tiene la sensación de que no ha conocido muy bien al pintor. Sabe que era un gruñón (Spall se pasa media película farfullando), que adoraba a su padre (los momentos de comicidad entre ambos son casi lo mejor de toda la película), y que tenía pequeños escarceos amorosos con su ama de llaves. Pero no parece que conozcamos de verdad a Turner, que no terminamos de captar su visión de la vida y del arte.
Además, otro punto que juega en su contra es su excesivo metraje. Mr Turner muy bien se podría haber quedado en las postrimerías de los cien minutos y no hubiese pasado nada, pero esa absurda obsesión que se tiene últimamente de que una gran película tiene que ser larga, hace que se vaya a las dos horas y media, en la que la última media hora larga se hace agotadora.