Juez y arte

    0
    - Publicidad -

    (Juan 14,15-21) EN ALGÚN momento todos necesitamos un abogado defensor; quizás en muchos momentos necesitamos un abogado. No me estoy refiriendo a quien nos defienda en una causa civil o penal regida por un ordenamiento legal, sino a tantas y tantas veces como al analizar nuestra vida nos maltratamos con juicios y reproches que nos entristecen, nos desazonan y acaban por desalentarnos. Es verdad que hoy no decimos: “he pecado”; sino que decimos, con la misma amargura y auto-condena: “soy un estúpido”; con el mismo grado de auto-condena o más.

    En los análisis que podemos hacer de nuestra vida podemos tener la tentación de no querer asumir culpabilidad ninguna. Somos juez y parte en el juicio de nuestros comportamientos. Pero la sombra de la culpabilidad, que es larga y responde a mecanismos inconscientes e atávicos, termina por imponerse, llenando nuestra vida de reproches y nuestra existencia de agravios e insatisfacciones.

    Necesitamos un abogado defensor, sobre todo del juicio de nosotros mismos. Un abogado que nos muestre, con ternura, nuestras propias faltas; que desvele cuánto en nosotros desmiente que en verdad somos hijos de Dios y hermanos unos de otros; que no nos oculte el mal que cometemos sino que nos aliente a vivir en amor y acción de gracias. Necesitamos quien nos defienda de las manipulaciones de nuestra sociedad, del mal que habita en nosotros mismos, de nuestras obsesiones que nos quitan la paz. Necesitamos un Defensor que nos aliente hacia el amor, que nos haga capaces de ser buenos y felices, que nos impulse a seguir más de cerca a Jesucristo.

    - Publicidad -

    Necesitamos a Quien es juez y tiene arte para abrirnos a la vida.

     

    - Publicidad -

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí
    Captcha verification failed!
    La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!