Manifiesto por la igualdad. 25 de marzo

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Natalie C. Barney, escritora norteamericana feminista decía “nos han llamado Amazonas, pero lo cierto es que nuestra gran aventura es con la vida, no con la muerte”.

Sin embargo, el hecho de nacer mujer supone en sí mismo un riesgo añadido a la posibilidad de perder la vida, no digamos el país donde se nace.

Coexistimos horrorizadas con gobiernos permisivos ante situaciones de terror: crímenes en nombre del honor, mutilaciones genitales en pro de una tradición cultural, violaciones que son armas de guerra…

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Esa “guerra contra las mujeres” está extendida por toda la tierra, pues no existe lugar en el que se haya alcanzado la igualdad real y efectiva.

La violencia contra niños, niñas y mujeres es una de las violaciones de derechos humanos más frecuentes en todo el mundo, países en desarrollo y desarrollados; la violencia recorre Europa, España, Andalucía y Dos Hermanas.

Se trata de un “virus” a erradicar con carácter urgente, que sigue mutando y adquiere formas variadas, para perpetuar un daño social gravísimo, una epidemia que debería despertar la alarma social.

Dos de cada tres casos de violencia de género permanecen invisibles en las cifras oficiales. Se estima que más de 600.000 mujeres viven acorraladas por la violencia de género en nuestro país, que ha acabado con casi 700 vidas en los últimos diez años. .

Este manifiesto quiere realizar un llamamiento a toda la ciudadanía, debemos reflexionar sobre nuestro comportamiento pasivo o nuestro grado de implicación.

Lamentablemente, en muchas ocasiones comprobamos cómo la noticia sobre la muerte de una mujer en manos de su pareja o expareja no altera el estado emocional de quien la escucha, cuando debería herir su sensibilidad, provocar su indignación y su necesidad de actuar.

Por cotidiana ¿no estaremos asistiendo a una normalización peligrosa de esta violencia y a su aceptación como algo irremediable?

Las leyes de nuestro ordenamiento jurídico son firmes en su posicionamiento igualitario pero la sociedad sigue manteniendo esquemas de pensamiento patriarcales incompatiblescon los avances planteados.

Necesitamos reaccionar con más contundencia, necesitamos la presencia de nuestros vecinos y vecinas en concentraciones como esta, nuestros políticos y políticas, sindicalistas, deportistas, artistas, escritores y escritoras, empresarios y empresarias, profesionales…

En definitiva, es preciso que personas con liderazgo social en distintos ámbitos se unan a nuestra causa y prediquen con su ejemplo, movilizando conciencias, para que de una vez por todas, la violencia de género sea considerada un problema prioritario de enorme magnitud y deje de estar en muchos casos oculta a los ojos de la sociedad.

Es el momento de plantear algunas preguntas para comprobar el papel que están desempeñando:

– Como político o política, ¿te definirías públicamente como feminista con la misma decisión con la que defiendes a tu equipo de fútbol?

– Como periodista, ¿incluirías esa pregunta en una de tus entrevistas para profundizar en la calidad política del candidato o candidata?

– Como profesional de la medicina, ¿has sentido frustración por no saber responder a las demandas de una paciente maltratada?

– Como jurista, ¿harías uso de la objeción de conciencia en la defensa de un maltratador?

– Como docente, ¿te preocupa la utilización del lenguaje inclusivo y la visibilidad de las mujeres en los libros de textos?

– Como futbolista ¿dedicarías tu mejor gol a quienes luchan para paralizar la reforma de la ley del aborto?

– Como artista, ¿eliminarías de tu repertorio musical aquellas canciones que lanzan mensajes discriminatorios?

– Como sindicalista, ¿plantearías la necesidad de que las mujeres de tu empresa tengan presencia en los puestos de dirección?

– Como policía, ¿crees igual de importante tu entrenamiento físico a tu conocimientode los protocolos de actuación en casos de violencia de género?

– Finalmente, como ciudadano o ciudadana, ¿te implicarías en el auxilio de una vecina que está siendo maltratada?
Debemos posicionarnos a favor del feminismo y su defensa de la igualdad o tendremos que admitir nuestra responsabilidad en la muerte de más mujeres.

El pensamiento feminista es nuestro mejor aliado porque no es sinónimo de lucha contra los hombres, sino contra todos los esquemas y estereotipos que perpetúan la desigualdad y sirven de alimento a la violencia de género.

 

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