Intento de asesinato

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(Lucas 4,21-30) EN LOS PRIMEROS compases de su predicación, en su pueblo, Nazaret, ya intentan asesinar a Jesús. Sus paisanos no querían acoger, ni su ideología podía soportar, el Dios de Misericordia y de preferencia por los más pobres que les predicó Jesús. Lo empujaron fuera de la ciudad e intentaron despeñarlo por un barranco. Este primer intento de asesinar a Jesús fue fallido.

¿Qué les ocurrió a los nazarenos para que actuaran con tanta violencia con quien era un paisano suyo que venía con fama de predicador del Reino que ellos esperaban?

Su visión ideologizada de la vida les hacía renegar de la verdad, palpable para cualquiera, que Dios Padre, Creador de todos, es Padre de todos. En vez de alabar y glorificar la misericordia y el perdón de Dios, querían alabarse y glorificarse a sí mismos, sintiéndose el único pueblo acogido por Dios.La injusticia, la mentira y el orgullo van siempre de la mano. Si no somos capaces de abrirnos a una justicia que supera nuestra vida; a una verdad que transparente nos trasciende; y de alabar a un Dios que siempre es más grande de lo que podamos pensar, no tardaremos en caer en la injusticia y la mentira por el camino de nuestro orgullo. Alabar, engrandecer, glorificar a Dios es camino de verdad y de justicia.
Cristo con su muerte en cruz denuncia la mentira, el orgullo y la injusticia de la sociedad de su tiempo. El Padre al resucitarlo nos anuncia su voluntad de acogernos en Él como a sus hijos. Abismo incomprensible de amor, que se alegra en la justicia, que se goza con la verdad, que deleita siempre a quien ama.

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