1986. Las muertes en la Guerra Civil saldrán a la luz en un libro del historiador Nicolás Salas

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1801Tras 50 años de silencio, las entrevistas revelan nuevos datos de lo que ocurrió en Dos Hermanas el verano de 1936

Se cumplen 50 años del inicio de la Guerra Civil. La efemérides ha hecho reaccionar a muchos historiadores, a los que durante mucho tiempo las puertas se le han cerrado por el temor de las víctimas a sufrir represalias.

Se encuentra en estos días en Dos Hermanas el prestigioso historiador valenciano Nicolás Salas quien, ayudado por el nazareno Manuel Espada, está entrevistando a muchas personas que vivieron aquellos duros momentos. Ahora, en democracia y con las cicatrices curadas, es más fácil mirar atrás. Con toda la información, Salas publicará un libro en el que se desvelarán datos inéditos sobre los hechos ocurridos en la provincia de Sevilla en 1936. El libro se llamará Sevilla fue la clave. República,  Alzamiento, Guerra Civil (1931-1939).

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Entró en Dos Hermanas escondido en el serón de una mula
Uno de los nazarenos que tiene mucho que contar es Manuel Núñez ‘Piñón’ (en la foto superior, en el centro). Miembro destacado de la Sociedad de Campesinos de Dos Hermanas, el día 18 de julio de 1936, tras escuchar a Queipo de Llano por la radio, se dirigió a la sede sindical, en calle Castelar, y después al Ayuntamiento, donde se encontró al alcalde, Manuel Rubio Doval, que le dijo: “Piñón,veo esto muy mal”. El alcalde sería fusilado poco después, pero Piñón se escondió en una viña y después en un olivar.

A través de un amigo mandó un mensaje a su padre, con quien se encontró al día siguiente. Gracias a su poca estatura, se pudo esconder en el serón de una mula, que su padre tapó con varias sandías. Así atravesaron el pueblo, burlando a una pareja de falangistas, hasta su casa, en calle Quevedo. En esa casa, Manuel estuvo escondido tres años, hasta que terminó la guerra. Al no encontrarle, los falangistas pararon en la carretara de Los Palacios un autobús en el que iba Lola Arana, su mejor amiga, y la mataron allí mismo.

En 1939, cuando Piñón se enteró de la amnistía ofrecida por Franco, se lavó, se afeitó la barba (que le llegaba al pecho tras tres años hacinado) y se presentó ante la Guardia Civil. Tras pasar por un Consejo de Guerra, fue condenado a pena de muerte, finalmente conmutada por 20 años de cárcel, de los que sólo cumplió 38 meses por trabajar en las obras del canal. Después, trabajó de albañil. Actualmente tiene 79 años, viudo y sin hijos.

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