1956. La princesa Dolores, entre los asistentes a la primera misa del nuevo cura Manuel Gómez

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La llegada al pueblo del joven sacerdote y su misa del domingo en la parroquia se convirtieron en un gran acontecimiento
1 David HIDALGO PANIAGUA
Las jornadas del 23 y el 24 de junio de 1956 quedarán señaladas con piedra blanca en los anales religiosos de Dos Hermanas. Se convirtió en gran acontecimiento el recibimiento a Manuel Gómez Sánchez, nazareno ordenado sacerdote por el arzobispo de Sevilla el domingo anterior. Su llegada al pueblo, en la tarde del sábado, y la celebración de su primera misa, el domingo, se convirtieron en actos multitudinarios.
La calle Real, engalanada
La calle Nuestra Señora de Valme apareció el sábado engalanada con banderas y gallardetes.  En los  balcones lucían colgaduras y en muchos de ellos figuraba el escudo de Acción Católica, y la leyenda “Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera”. Autoridades, hermandades y pueblo, acompañados del clero, se dirigieron a El Arenal para rendirle los respetos al misacantano. Cuando, a las nueve menos cuarto, apareció el coche que le traía de Sevilla, fue aclamado con vítores y aplausos. Manuel Gómez se dirigió, repartiendo abrazos, a la iglesia, donde se arrodilló ante la Virgen de Valme, dirigió una breve alocución al pueblo y cantó la salve.
Terminada la visita a la iglesia, todo el pueblo le acompañó a su casa, donde tuvo lugar el acto más emotivo: la ofrenda de la casulla (regalo de las hermandades, a iniciativa de la del Rocío, de la que fue secretario) y el cáliz.
Las lágrimas de su madre
El domingo, a las diez y media de la mañana, Su Alteza Real la Princesa Dolores de Borbón y Orleans, entre otros, se dirigieron al domicilio del nuevo sacerdote para acompañarlo a su primera misa. A los acordes de la banda municipal, toda la comitiva se dirigió a  la parroquia, que estaba abarrotada de público.  Entre otros, pudimos ver, además de a la infanta, a la señora condesa de Buenavista, la marquesa de Isla Hermosa y los marqueses de Camponuevo. Ensalzó las excelencias del sacerdocio el muy reverendo señor Francisco García Madueño, presbítero, director de Obviam Christo. Se cantó la misa de refice, interpretada magistralmente por el Coro de Teólogos del Seminario Metropolitano de Sevilla. Terminada la misa se entonó el tedeum y comenzó el  larguísimo besamanos. Fue emocionante el momento en que al neo-presbítero se acercó su madre y le abrazó, anegada en lágrimas.
Después de la misa, en el Cine Rocío fue servido un vino de honor. Fue un justo y merecido  homenaje al nuevo sacerdote,  cuya ordenación constituye un honor y un orgullo para el pueblo de Dos Hermanas.

2401La llegada al pueblo del joven sacerdote y su misa del domingo en la parroquia se convirtieron en un gran acontecimiento

Las jornadas del 23 y el 24 de junio de 1956 quedarán señaladas con piedra blanca en los anales religiosos de Dos Hermanas. Se convirtió en gran acontecimiento el recibimiento a Manuel Gómez Sánchez, nazareno ordenado sacerdote por el arzobispo de Sevilla el domingo anterior. Su llegada al pueblo, en la tarde del sábado, y la celebración de su primera misa, el domingo, se convirtieron en actos multitudinarios.La calle Real, engalanadaLa calle Nuestra Señora de Valme apareció el sábado engalanada con banderas y gallardetes.  

En los  balcones lucían colgaduras y en muchos de ellos figuraba el escudo de Acción Católica, y la leyenda “Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera”. Autoridades, hermandades y pueblo, acompañados del clero, se dirigieron a El Arenal para rendirle los respetos al misacantano. Cuando, a las nueve menos cuarto, apareció el coche que le traía de Sevilla, fue aclamado con vítores y aplausos. Manuel Gómez se dirigió, repartiendo abrazos, a la iglesia, donde se arrodilló ante la Virgen de Valme, dirigió una breve alocución al pueblo y cantó la salve.  

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Terminada la visita a la iglesia, todo el pueblo le acompañó a su casa, donde tuvo lugar el acto más emotivo: la ofrenda de la casulla (regalo de las hermandades, a iniciativa de la del Rocío, de la que fue secretario) y el cáliz. 

2402Las lágrimas de su madre

El domingo, a las diez y media de la mañana, Su Alteza Real la Princesa Dolores de Borbón y Orleans, entre otros, se dirigieron al domicilio del nuevo sacerdote para acompañarlo a su primera misa. A los acordes de la banda municipal, toda la comitiva se dirigió a  la parroquia, que estaba abarrotada de público.  

Entre otros, pudimos ver, además de a la infanta, a la señora condesa de Buenavista, la marquesa de Isla Hermosa y los marqueses de Camponuevo. Ensalzó las excelencias del sacerdocio el muy reverendo señor Francisco García Madueño, presbítero, director de Obviam Christo. Se cantó la misa de refice, interpretada magistralmente por el Coro de Teólogos del Seminario Metropolitano de Sevilla.

Terminada la misa se entonó el tedeum y comenzó el  larguísimo besamanos. Fue emocionante el momento en que al neo-presbítero se acercó su madre y le abrazó, anegada en lágrimas.Después de la misa, en el Cine Rocío fue servido un vino de honor. Fue un justo y merecido  homenaje al nuevo sacerdote,  cuya ordenación constituye un honor y un orgullo para el pueblo de Dos Hermanas.

 

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