El deber y la amistad

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1901EL DISCURSO DEL REY

Los hermanos Weinstein fueron durante años los reyes de Hollywood, y siempre estaban en primera fila en la ceremonia de los Oscar, y cosechando éxito tras éxito, taquillazo tras taquillazo, año tras año. Ejemplos hay muchos: El paciente inglés, Chicago, Chocolat, Cold Mountain, Las normas de la casa de la sidra… Y, o hay una enorme sorpresa y mucho cambian las cosas, o con esta película, mucho después de dejar la Miramax, con la que crearon todas las cintas anteriormente mencionadas,  volverán a sentarse en primera fila de la entrega de los premios de la academia americana.

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{xtypo_code}Reino Unido, 2010. (118′).
Título original: The King’s speech.
Dirección: Tom Hooper.
Producción: Iain Canning, Emile Sherman, Gareth Unwin.
Guión: David Seidler.
Fotografía: Danny Cohen.
Música: Alexandre Desplat.
Montaje: Tariq Anwar.
Intérpretes: Colin Firth (Rey Jorge VI), Geoffrey Rush (Lionel Logue), Helena Bonham-Carter (Reina Elizabeth), Guy Pearce (Eduardo VIII), Jennifer Ehle (Myrtle Logue), Michel Gambon (Rey Jorge V), Claire Bloom (Reina Mary), Derek Jacobi (Arzobispo Cosmo Lang), Timohy Spall (Winston Churchill), Freya Wilson (Princesa Isabel), Ramona Marquez (Princesa Margarita), Eve Best (Wallis Simpson).{/xtypo_code}

El discurso del rey en una cinta que continúa en la senda de las producciones más clásicas de la cinematografía británica y tiene todos los elementos para hacer que la película sea una de esas que recopilan premios allá donde vayan. Sobrio guión basado en hechos reales, buena dirección (aunque con algún plano mal elegido), y una pareja protagonista en estado de gracia, un tour de force entre un contenido Geoffrey Rush y un magnífico Colin Firth (que tiene todas las papeletas para ganar el Oscar, el Globo de Oro y el Bafta en los próximos meses).

En los albores de la Segunda Guerra Mundial, tras la muerte del rey británico Jorge V, y la polémica abdicación de Eduardo VIII, Jorge VI (padre de la actual reina Isabel II), que desde pequeño ha estado afectado por la imposibilidad de establecer un diálogo fluido y padece tartamudez, se ve obligado a  dirigir su país en una época difícil, en la que debe erigirse como el líder en el que el pueblo pueda confiar. Tras haberlo intentado casi todo, su mujer acude a un logopeda australiano, recién llegado al país y que usa extraños métodos. Entre rey y doctor se establecerá una inaudita relación de amistad que durará de por vida.

La película no tiene grandes efectos especiales (no los necesita), no utiliza alharacas, ni estridencias, ni siquiera un argumento enrevesado y complejo, incluso el director se equivoca muchas veces en la elección del plano, haciendo un uso y abuso de los grandes angulares. Lo que El discurso del rey nos cuenta es una mera anécdota, un breve párrafo de los libros de historia (pese a la trascendencia que tuvo el hecho en su momento), narrado con elegancia pero con una narrativa leve, mezclando con sabiduría el drama de una difícil situación con la comedia de muchos diálogos (Colin Firth hace varias muestras de ello, pasando de una a otra en un par de segundos, con una maestría envidiable). Es cierto que no es una película que atraerá al gran público, y es una lástima, pero es una cinta que está construida (como venía siendo habitual en las producciones de los Weinstein) para todos los públicos, para los cinéfilos y para el espectador medio, como ya ocurrió con Shakespeare in love, por ejemplo.

El discurso del rey, una de las favoritas para alzarse con el premio honorífico de mejor película del año, es una montaña rusa emocional, es un reír hasta llorar, un llorar hasta reír; una película sobre el deber y la amistad, a veces divertida, otras dolorosa. Es una cinta excelente.

 

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