Patinazo de Eastwood

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1101INVICTUS

Decir que Clint Eastwood es un magnífico director no es nada nuevo. Antes al contrario, son varias las películas que demuestran este hecho. Pero también es cierto que todos los maestros se equivocan. Tres ejemplos claros: Francis Ford Coppola, que tras varias muestras de su enorme talento, metió la pata con Jack, o la reciente e insufrible Tetro; Steven Spielberg, por su lado, perpetró las dolorosas La guerra de los mundos y Amistad; y Tim Burton, maestro en tantos y tantos filmes, machacó su historial con aquel petardo que fue el remake de El planeta de los simios. Ahora le ha llegado el turno a Eastwood.

 

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{xtypo_code}Estado Unidos, 2009. (134’)
Título original: Invictus.
Director: Clint Eastwood.
Producción: Clint Eastwood, Robert Lorenz, Lori McCreary, Mace Neufeld.
Guión: Anthony Peckham, basado en la novela de John Carlin.
Fotografía:  Tom Stern.
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens.
Montaje:  Joel Cox, Gary Roach.
Intérpretes: Morgan Freeman (Nelson Mandela), Matt Damon (François Pienaar), Tony Kgoroge (Jasón Tshabalala), Patrick Mokofeng (Linga Moonsamy), Matt Stern (Hendrick Booyens), Julian Lewis Jones (Etienne Feyder), Adjoa Andoh (Brenda Mazibuko), Marguerite Wheatley (Nerine).{/xtypo_code}

Y es que el bueno de Clint se dejó convencer por Morgan Freeman para llevar a la pantalla la novela de John Carlin sobre el final del apartheid en Sudáfrica y la transición a un país democrático de la mano de Nelson Mandela. A priori, una historia interesante, con un buen director, un buen guionista, un buen equipo técnico y un gran reparto. Pero sólo a priori.

El argumento se centra en un acontecimiento en concreto, el mundial de rugby celebrado en el país en 1995, para ejemplificar el proceso político en el que Mandela metió al país. De este modo, salvando las distancias, Invictus se convierte en una más (con mayor calidad, eso sí, que algo debe tener el ser Clint Eastwood) de esas cintas que abundan, la mayoría de una ínfima calidad, en la que un mal equipo de una deporte cualquiera, que no le gana a nadie, acaba siendo el campeón del torneo de turno (teniendo en cuenta que la película está basada en un libro basado, a su vez, en hechos reales, tampoco puede decirse que haya destripado demasiado).

Lo último de Eastwood es de lo más flojo que se le recuerda, rodada de modo correcto (no podemos olvidar quién está detrás de la cámara), pero que es una cinta previsible, con bastante menos intensidad de la que se le presuponía, basada además en un deporte que no tiene tanto interés en nuestro país, con varios momentos carentes de toda credibilidad (la secuencia en la que el equipo, hasta entonces, bastante partidario del régimen anterior, acude a regañadientes a un gueto a jugar con los niños negros es el ejemplo más claro).

El trabajo de Morgan Freeman es el de un gran actor, pero el resultado final no es el que se esperaba. Invictus es una cinta floja, previsible, demasiado larga y con una historia que pierde lo más interesante de la historia (todo lo que tiene que ver con el mandato de Nelson Mandela) a favor de una historia más baladí, centrada en el triunfo deportivo de un equipo segundón.

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