Se intenta mejorar así el aspecto anímico de los enfermos de tuberculosis, obligados a largas estancias en este centro
El Sanatorio de “El Tomillar” va a cambiar desde hoy su filosofía. Desde que fuera inaugurado en 1920, todo el personal que atendía a los enfermos era seglar, y eso, según el director del centro, Emilio Regli,“estaba deteriorando la moral de los pacientes”, que necesitan de un trato más humano y cercano. Según Regli, la casi totalidad de los enfermos afectados por tuberculosis son jóvenes y las estancias pueden alargarse meses e incluso años. “Hay un mal en el ambiente”, ha llegado a decir.
Por eso, desde ayer, 24 de enero, se ha cumplido la nueva orden de la Sede Episcopal (encabezada por el Cardenal Segura) y serán 12 hermanas de la Caridad de Santa Ana las que se encarguen las 24 horas de los servicios del hospital. La Superiora, sor María Teresa Lauroba, ya se ha puesto a la tarea y ha encomendado a las hermanas (todas muy jóvenes) a labores específicas de enfermería, laboratorio, cocina y lavandería, de manera que cada área tenga una responsable. Además, las hermanas de la Caridad, junto al capellán, se encargarán de los aspectos espirituales y religiosos de los internos, y no olvidarán la organización de festejos y entretenimiento que mantenga las ganas de vivir a los enfermos.
Alguna de las jóvenes hermanas ya ha lanzado la interesante idea de comprar una pareja de cerdos y de vacas, para vender sus crías y tener comida con que surtir la cocina del centro, limitada por el escaso presupuesto.
