¿A cuántos corrompió?

0
- Publicidad -

(Marcos 9,29-36) SI ALGUIEN nos mirara desde arriba y viera los estúpidos conflictos que a veces mantenemos, no sabría si reír o llorar. Como hormigas en un granero peleando por el mismo grano de trigo.

¿Qué tendrá el poder sobre los otros que a todos nos corrompe? El motivo puede ser nimio: qué mueble compramos, dónde ir a divertirnos, quién lleva razón en una estúpida discusión. Pero el poder sobre los demás nos puede.

Somos capaces de desprestigiarlos sin motivo, de intentar destruir su fama con insinuaciones poco fundadas; somos capaces de ver malas intenciones sin ningún dato que las avale; somos capaces de ridiculizar, de ser crueles, de reírnos de las desgracias y los defectos; todo, con tal de sentirnos superiores y manejar la situación. Somos capaces de crear grupos enfrentados, de inventarnos afrentas que ya ni recordamos, de desear la destrucción o la desaparición del otro.

- Publicidad -

¿No?… Sí; claro que sí. Y no son sólo los otros; tú también.

Jesús, en el evangelio de esta semana nos lo dice claro. Si quieres ser feliz, siéntete como un niño, que a nadie puede mandar, que de nadie puede disponer, que encuentra su fuerza en la debilidad del llanto o de la petición, que todo lo recibe y, que por eso, vive feliz. Que no tiene reparos en lo que van a decir, que no calcula demasiado. Sé como un niño y disfruta toda la belleza, toda la bondad, todo el cariño que Dios pone a tu alrededor y dentro mismo de ti.
No te engañes; quien se mete la droga de poder sobre los otros, acaba corrupto y esclavo; traicionando lo mejor de sí mismo. ¡Cuántos herodes y napoleones de pacotilla estropean su vida y las de los demás!

- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!