Se ha cumplido un año de la pérdida de un ser muy especial para mí, mi padre D. Antonio Postigo Varela. Aún recuerdo tus últimos besos esa tarde del lunes 17 de septiembre de 2007, te estabas despidiendo de mí; nunca pensé que te iba a echar tanto de menos y no hay día que pase que no te nombre por algo.
Parece que fue ayer y ya hace un año que dejaste un vacío en mi corazón que nadie va a poder llenar. Sé que estarás en ese sitio reservado a las personas de buen corazón y al lado de tus amigos (¡cuántos tenías!): Juanito ‘el de Santa Lucía’, Manolo Zamudio, Rafael ‘El Lagunero’, Pepito ‘el de Sevilla’, Juan Gómez, Paco Espada, Curro ‘Pipiola’, Juanito ‘el de la huerta’… y tantos otros que te apreciaban.
Me enseñaste a respetar a los mayores, a saber estar y todo lo que soy te lo debo a ti y, por supuesto, a tu compañera de toda la vida: tu Dolores. Que sepas que no está sola, que está con ‘tu Rosi’. Ella te echa mucho de menos, ya que no pensamos que te irías tan pronto… Tú que nunca querías irte. Pero, papá, no te has ido, estás con nosotros, o al menos conmigo.
¡Ah!, se me olvidaba, tu Dolores sigue yedo a rezarle al Señor al que tantas veces le pedía por ti, a su Señor del Gran Poder. Sé que estás ahí al lado de los que te han querido y siempre estarás en mi corazón.
Te quiere, siempre, tu Rocío. Un beso muy fuerte, papá.
