El encaje de creación nazarena comienza a ser reconocido a nivel internacional

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Imagen de archivo del encuentro de encajeras de bolillos en Huerta Palacios en marzo de este añoLas mujeres de los talleres de bolillos de la Delegación de Igualdad son sus diseñadoras

La artesanía se ha convertido no sólo en un modo de vida para mucha gente, sino en un elemento imprescindible en la vida de las mujeres, sobre todo, para quienes crea un espacio propio, de comunicación y complicidad. Así es como lo entiende la Delegación de Igualdad que, desde hace siete años, pone en marcha cada curso un taller de encaje de bolillos que está teniendo muy buenos resultados, según su monitora, Ana López Muñoz.

Tan buenos resultados tiene que se ha creado un aula de estudio con las mujeres que tienen mayores posibilidades de continuidad y de comprometerse con esta actividad.

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El encaje nazareno
Este aula de estudio lleva dos años trabajando y ahora es cuando ha empezado a dar sus frutos. Tras la investigación continua en el mundo del encaje de bolillos se ha llegado a la creación de una modalidad típicamente nazarena, que no se da sino en este espacio de artesanía local.

Aunque tal vez sea un poco difícil de entender para los no iniciados en el mundo del bolillo, el encaje nazareno tiene como características propias estar realizado en técnica torchón, utilizando los caminos como única onda, trabajado en recto y en oblicuo. “La novedad es que el camino, que es un elemento interior del encaje pasa al exterior, es decir, se termina con un camino. Esto, que normalmente se utiliza en técnicas más sofisticadas, se utiliza en nuestro taller en la técnica torchón, con un número de pares concretos, sin que se deforme el encaje. Además, queda igual por delante que por detrás, como si nunca se hubiesen cortado los hilos”, explica Ana López.

La técnica es tan novedosa que en todos los encuentros de encajeras a los que han asistido, muchos de ellos internacionales, han llamado la atención los diseños y los patrones de las mujeres nazarenas. De ahí que una revista de difusión internacional dedicada al encaje se haya interesado por el taller de Dos Hermanas y haya recogido en sus páginas un amplio reportaje sobre el bolillo nazareno, surgido de este aula de estudio de la Concejalía de Igualdad, al que acuden regularmente nueve mujeres. Ha sido L´Organisation Internationale de la Dentelle au Fuseau et à lÁiguille la que ha recogido este reportaje en su boletín número dos de 2007.

El método de aprendizaje

En realidad este nuevo encaje es el resultado de años de investigación, pero también de la creatividad y la imaginación de las mujeres que acuden al taller de encaje de bolillos, puesto que la metodología es la base de todo este proceso.

El primer objetivo de este método de aprendizaje es que la mujer sea autónoma desde el principio y no se limite a repetir. “En este método intervienen la razón y las habilidades de cada una. No se trata de repetir los pasos que otra persona les enseña, sino de que comprendan el por qué de cada paso”, dice la monitora.

De esta forma, las primeras herramientas de las alumnas no son los hilos y los bolillos, sino el papel y el lápiz. Con ellos aprenden a trazar los diseños y estudian cada elemento del encaje uno por uno, individualmente. “Cuando una alumna aprende cómo se hace cada una de las partes que lo componen, ya no necesita que alguien le empiece y le termine la labor. Ellas mismas saben cuántos pares van en cada diseño, cómo se empieza y cómo se termina el encaje y además son capaces de realizar sus propias creaciones. De ahí salió el encaje nazareno”, continúa Ana.

Este método, que se aleja de la transmisión tradicional de una labor típicamente femenina como el bolillo, resulta chocante para muchas mujeres; algunas, incluso, no son capaces de adaptarse y dejan el curso, pero las que superan sus reticencias iniciales luego se alegran y “los resultados son espectaculares”, confiesa la monitora. Las mujeres aprenden, saben lo que hacen y por qué y eso les repercute, no sólo en sus habilidades con los encajes, sino en sus habilidades sociales.

El método, creado por Ana López a partir de la petición de la delegada de Igualdad, Celia Casado, de hacer algo nuevo, está basado en la experiencia. “No estaba definido ni inventado, así que hemos ido probando, con el ensayo-error. Si algo iba bien, lo incorporábamos a la técnica; si no, lo rechazábamos y probábamos con otra cosa”, explica Ana.

Este cambio supone un reto y, aunque es un método más lento, los resultados son mucho mejores. El conocimiento de cada elemento por separado aporta la capacidad de realizar sus propios patrones, algo que no existe en otros talleres, de ahí su importancia y novedad.
Sin referentes y aprendiendo de sus errores, las encajeras nazarenas han aprendido según sus propias habilidades, son autónomas y también han entendido que el trabajo en equipo, con complicidad y amistad, puede ser una buena base.

La mujer y el bolillo
Históricamente, durante los siglos de mayor auge del encaje de bolillos, el XV y el XVI, las mujeres trabajaron siempre el bolillo en sus casa, sin constituir gremios por sí mismas y sin reconocimientos ni derechos laborales. Mientras tanto, el encaje de bolillos tenía una repercusión a escala mundial, tanto a nivel económico como político y social, llegando a diferenciar clases y siendo la base de la economía.

Sin embargo, a las mujeres se les ha negado durante siglos el acceso a la razón, a la escritura, a la imaginación, a la lectura y a la vida pública, por lo que lo único que les quedaba para realizar el encaje de bolillos eran su intuición, la memoria y la repetición. Incluso las plantillas eran dibujadas por hombres que, normalmente, no sabían nada de encajes.

Por eso, a pesar de que el modelo de repetición ha seguido transmitiéndose de madres a hijas, desde el taller de bolillos de Dos Hermanas se ha intentado dar un paso más y dotar a las mujeres de sus propias herramientas para ser dueñas de su tiempo, su trabajo y sus creaciones y diseños.

Entredós nazareno en zig zag‘Caminos’ nazarenos
Después de aprender las técnicas básicas del encaje de bolillos torchón, las encajeras han utilizado los caminos como única onda, aplicando la técnica de continuas entradas y salidas de pares, para después cortarlos y volverlos a incorporar. El encaje que está picado en oblicuo (no en recto, como la mayoría), técnica en la que reside su novedad y peculiaridad, ha dado en llamarse encaje nazareno.
Con estos caminos o encajes nazarenos, las encajeras de Dos Hermanas han participado en numerosos encuentros en los que sus diseños siempre han llamado la atención por ser originales, novedosos y de creación propia. 

La artesanía como terapia
Este tipo de actividades no sólo sirve para enseñar artes y oficios a las mujeres. La mayoría provienen de situaciones personales en las que los cuidados a enfermos, sus propias dolencias o la doble jornada laboral (en el trabajo y en casa) no permiten un espacio propio. Los talleres proporcionan así un lugar de ocio, relajación y alternativa al estrés de la vida diaria. 

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