El 25 por ciento de la población presenta reacciones alérgicas a alguna sustancia

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alergiasDe esta cifra, el 15 por ciento muestra hipersensibilidad al polen
Aunque las alergias suelen darse durante todo el año, dependiendo del tipo, la primavera se caracteriza por ser la época en la que más casos de hipersensibilidad a una partícula se registran, sobre todo en las que tienen un origen polínico. Según José Carlos Orta, jefe de la Unidad de Alergias del Área Hospitalaria de Valme, “cada vez más, las alergias tienen una mayor incidencia en la población, situándose en torno al 25 por ciento del total de la población”. De esta cifra, apunta Orta, “el 15 por ciento son de tipo respiratorio provocado por el polen, siendo una de las alergias con mayor incidencia en el Área de Valme, que incluye localidades de tanta población como Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra”. 

Las alergias no diferencian pacientes ni por edades ni sexo, dándose caso en niños, niñas, y personas mayores. Lo que sí es más frecuente, según el doctor Orta, “es que el debut se dé en la infancia o adolescencia de los pacientes, siendo menos comunes los casos primerizos en personas adultas, aunque suelen darse algunos”.

Para los que puedan ser víctimas de las alergias y no lo sepan, los síntomas más frecuentes que denotan que son hipersensibles a determinadas partículas son la rinitis, rinoconjuntivitis, urticarias o asma bronquial. Para ello, Orta recomienda acudir al médico de cabecera, quien tras analizar al paciente y tener en cuenta la época de aparición y sus antecedentes familiares, determinará su afección por algún tipo de alergia, remitiéndolo inmediatamente a la Unidad de Alergias del Hispital de Valme, instalada en el Hospital de El Tomillar.

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floresA la hora de tratar las alergias hay que tener en cuenta si se puede evitar o no el alérgeno, que es el elemento que provoca el problema, con lo que se recomienda en un primer término la no entrada en contacto con él. Si no es así, comenta Orta, el tratamiento “tiene una doble vertiente: la farmacológica, con el fin de aliviar los síntomas, y la biológica, que es la vacunación, que logra que el paciente disminuya el grado de sensibilidad. Las vacunas suelen variar, según los casos. Están las perennes, que se suelen suministrar durante todo el año, las preestacionales, que se inician antes de la primavera para que culmine el tratamiento antes de su llegada, y la coestacional, que se inicia antes y mantiene durante la primavera. La aplicación de una u otra, según José Carlos, “depende siempre del tipo de alergia y sus síntomas”.

Además del correspondiente tratamiento, tanto biológico como farmacológico, desde la Unidad de Alergias se recomienda a los alérgicos al polen, “evitar las salidas al campo los días soleados y ventosos, no viajar en moto o en coche con la ventanilla abierta, así como controlar los niveles de polen en cada momento”.

Nuevas alergias
Últimamente se están observando reacciones alérgicas que hasta el momento eran poco comunes,  debido a la introducción en nuestra vida cotidiana de materiales que hasta ahora no eran tan utilizados y extendidos como el níquel o el látex. En estos dos casos se pueden producir desde picores en la piel por contacto hasta una anfilaxis. Así se recomienda no entrar en contacto con objetos que contengan estas dos sustancias, como llaves, utensilios de cocina, prendas de ropa con apliques metálicos e incluso evitar alimentos que lo contienen, en el caso del níquel; en el caso del látex también se repiten las precauciones para para todos aquellos objetos que estén elaborados con este material.

Otra fuente nueva de alergia es el anisakis, un parásito en forma de gusano que se encuentra en el pescado crudo. La reacción alérgica se produce a los pocos minutos de haber ingerido el pescado y suele producir inflamación y picor de boca y labios e incluso síntomas de ahogo, aunque en algunos casos puede incluso desencadenar un choque anafiláctico.

Consumir pescado crudo aumenta las posibilidades de que el pescado contenga anisakis, por lo que es recomendable la cocción y la congelación, que lo previenen.

Las alergias más comunes suelen ser al polen, los animales y los ácaros
La alergia consiste en una hipersensibilidad a una sustancia determinada que, si se inhala, ingiere o toca produce una serie de síntomas característicos.

Los alérgenos son las sustancias a las que se es alérgico y los síntomas que provocan se definen como reacciones alérgicas.

Existen alergias derivadas de la exposición a muchas sustancias: el polen, los ácaros del polvo, los animales domésticos, los medicamentos, los hongos, las picaduras de insectos o los alimentos.  Algunas alergias, como por ejemplo la alergia al polvo, a los animales o a los alimentos, pueden manifestarse durante todo el año. Otras alergias, como por ejemplo la fiebre del heno (alergia al polen), aparecen sólo en determinados periodos del año, por ejemplo la primavera, en la que nos encontramos de lleno.

En general, el paciente alérgico debe evitar aquellas situaciones que, de forma reiterada, le provocan las reacciones y síntomas de la alergia. Lo más importante es intentar evitar, cuando se pueda, el contacto con el alérgeno, puesto que es la mejor manera de prevenir la reacción alérgica, aunque, obviamente, no siempre es posible.

Algunas preguntas sobre la alergia
 La alergia es una patología crónica, por lo que actualmente no existe ninguna solución definitiva, sin embargo, existen antihistamínicos efectivos y rápidos que alivian los síntomas. Por otra parte, en cuanto al factor genético, las personas alérgicas pueden transmitir a sus descendientes la predisposición de "hacerse alérgico" lo que, sumado a una favorable exposición ambiental, dará lugar a la enfermedad alérgica. Si uno de los padres es alérgico, el hijo tiene cerca del 40% de probabilidades de serlo. Si los dos padres lo son, la cifra se eleva hasta casi el 70%.

Los tratamientos más frecuentes
La prevención más obvia es procurar evitar la sustancia a la que se es alérgico, si se conoce. Pero lo normal es que se recurra a medicamentos como los antihistamínicos, que alivian los síntomas principales de la alergia, como los estornudos, la conjuntivitis o el goteo nasal. También los corticoides están disponibles para aliviar, sobre todo, los síntomas de la rinitis, aunque de forma eventual. En algunos casos, y siempre que lo prescriba el alergólogo, se recurre a las vacunas  en situaciones de alergia severa que no responden a la medicación. 

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