BABEL
En un mundo cada vez más globalizado, lo lógico es que un acontecimiento en apariencia pequeño que sucede en un remoto lugar pueda afectar de modo cuasi apocalíptico a otras personas a miles de kilómetros. Es la nueva versión (un nuevo modelo más avanzado) del famoso efecto mariposa. Por eso, no resulta nada extraño que un simple rifle comprado en Tokyo pueda herir a una turista americana en África y provocar una crisis mundial al interpretarse el hecho como un nuevo ataque terrorista.
Estados Unidos, 2006.
Título original: Babel.
Director: Alejandro González Iñárritu.
Producción: John Kilik, Steve Golin y Alejandro González Iñárritu.
Guión: Guillermo Arriaga.
Fotografía: Rodrigo Prieto.
Música: Gustavo Santaolalla.
Montaje: Stephen Mirrione.
Duración: 143 minutos.
Intérpretes: Brad Pitt (Richard), Cate Blanchett (Susan), Gael García Bernal (Santiago), Adriana Barraza (Amelia), Rinko Kikuchi (Chieko), Kôji Yakusho (Yasujiro), Elle Fanning (Debbie), Nathan Gamble (Mike), Mohammed Akhzam (Anwar), Boubker Ait el Kaid (Yussef), Yuko Murata (Mitsu).
La nueva película del mexicano, tras las geniales Amores perros y 21 gramos, sigue la senda de sus anteriores trabajos, también escritos por su colaborador Guillermo Arriaga, con el mismo estilo formal, fracturando y mezclando los distintos hilos argumentales que se cuentan, y narrando simultáneamente historias que no ocurren en paralelo.
Una pareja americana intenta recuperar su matrimonio, sumido en la incomunicación, con un viaje a Marruecos. Allí, unos niños que trabajan como pastores con el rebaño de la familia prueba el nuevo rifle que ha comprado su padre para ahuyentar a los chacales que les acechan. En Estados Unidos, la inmigrante ilegal que cuida a los hijos de la pareja se ve obligada a llevarse consigo a los pequeños a la boda de su hijo en México, al no encontrar a nadie que se ocupe de ellos. Mientras, en Japón, una adolescente sordomuda y exhibicionista intenta huir de su dura realidad rebelándose contra su padre, al que busca la policía, e intenta desesperadamente perder la virginidad mientras los chicos de su edad huyen de ella como si fuera un monstruo.
Si hay algo que no falta en ninguna cinta de González Iñárritu es la portentosa fuerza visual de sus imágenes, de su argumento. En Babel nos encontramos con muchas de estas escenas: el dramático viaje a través del desierto de una mujer y dos niños, buscando su salvación en medio de la nada; el apabullante silencio de la vida de la chica sorda en una discoteca…
El ser humano vive en un mundo de incomunicacion e incomprensión, donde el fanatismo, el miedo por el otro, por el desconocido, por el que ‘no es igual’… ha ganado terreno en el mundo actual, clara herencia del 11-S: en la aldea de Marruecos de la que los turistas sólo desean escapar (sus miradas a los lugareños son una mezcla de pavor y asco); en la frontera México-EEUU donde el trato no es el mismo según se esté a uno u otro lado, donde no se escuchan las súplicas; en Japón, donde la tecnología convierte a los humanos en máquinas sin sentimientos y se huye de quien simplemente no puede oír.
El otro gran tema de Babel es la soledad del ser humano, como sentimiento más que como situación física. Tanto en el desierto, sin un alma en varios kilometros a la redonda, como en pleno centro de Tokyo, rodeados de varios millones de personas, las personas se sienten solas, no hay nadie que realmente las escuche, que les dé lo que piden a silenciosos gritos.
Una de las mejores películas del año, que arrasó en Cannes (donde consiguió tres premios), y que ha ganado ya otros cinco trofeos más, casi siempre en el apartado actoral, donde hay que prestar atención (antes que a las grandes estrellas del filme) a Rinko Kikuchi y Adriana Barraza, y que es la clara favorita para los Globos de Oro (con 7 nominaciones) y los Oscars del próximo marzo.
