Tanto en clase como en la Parroquia los niños viven los preparativos de la romería.
El pueblo entero se vuelca con su Protectora. Empezando por los más pequeños, por los niños de la ciudad que rinden homenaje y culto a esta imagen que marca una de las tradiciones más fuertes de Dos Hermanas. La devoción a Valme empieza inculcándose, en la mayoría de los casos, desde la cuna. Precisamente para preservar esa tradición, los colegios son partícipes de todos los actos que se realizan en la Parroquia de Santa María Magdalena. Así, los alumnos acuden a contemplar a María Santísima en el Altar Mayor y le ofrecen sus flores el día de la ofrenda oficial.
En esa ofrenda se realizan también peticiones, se regalan cánticos a la Señora y se baila la danza de los Nazarines de Valme, alumnos del Colegio Carlos I que ensayan hasta que todo sale perfecto, con atuendo a juego incluido, intercambio de sombreros y una emotiva entrega de diplomas a los veteranos.
Pero también dentro de las aulas se canta, se baila y se festeja que llega la romería de Valme. Con fichas, murales y trabajos adaptados a cada nivel, los alumnos conocen más de cerca las tradiciones de su pueblo.
Es el caso de los alumnos de Infantil del colegio Valme Coronada, que ningún año falta a la cita de su romería en miniatura. En el patio se recrea la imagen de la Ermita de Cuarto, la figura de una galera y dos flamencos de tamaño natural atativados con los trajes típicos. Los niños y las niñas llevan además la típica flor; ellas en el pelo y ellos en la solapa. Tortilla, patatas, refrescos, aceitunas y filetes empanados no faltan en la mesa, como si los niños estuviesen en Barranco o en Cuarto. Y, por supuesto, tampoco falta el cante y el baile por sevillanas.