El IES Mariana Pineda se ha propuesto la recuperación de su huerto escolar. Una puesta en marcha que se ha visto interrumpida este curso por la pandemia del Coronavirus, alentando al centro a impulsar la iniciativa Pongamos todos nuestra semilla.
Desde el mes de enero de este año 2020, el alumnado del Taller de Matemáticas de 3° de ESO del IES Mariana Pineda estuvo trabajando en la reparación y puesta de nuevo en marcha del huerto escolar. «Han sido muchas horas de dedicación, esfuerzo y trabajo por parte de nuestro alumnado que no verán su fruto», asegura Irene Egea Suárez, una de las cuatro profesoras de este taller y coordinadora del Proyecto Innicia.
Y eso que ya estaba todo prácticamente listo, con el riego renovado e instalado, preparados los semilleros y el huerto vertical e, incluso, se habían plantado semillas que ya iban dando su fruto y plantones en el huerto que sólo necesitaban unos pequeños cuidados.
Por ello, desde el centro se han tomado este parón como «una piedra que tenemos que salvar», animando al alumnado a plantar en casa una semilla, haciendo uso, explica la profesora, de la tradicional técnica del algodón y un vaso de yogur en el que se coloca una semilla para que comience a brotar.
En la primera fase de este plan, explica Irene, «se difundió en diferentes plataformas y redes sociales». La idea, en la segunda, era que «cuando salgan los primeros brotes, los niños y niñas se hagan una foto o vídeo y reten a otras dos personas a continuar el reto». Los vasitos, se recomienda desde el centro, se pueden decorar con frases positivas, un arcoiris o cualquier cosa que se les ocurra
Haciendo extensiva esta iniciativa a toda la comunidad educativa del IES Mariana Pineda y a otros centros escolares o toda la barriada de Montequinto. Para que, el primer día de clase, después del confinamiento por el Covid-19, «llevemos todos nuestra planta, nos hacemos una foto juntos y las iremos plantando en el huerto», apunta la profesora.
Con este proyecto de Pongamos todos nuestra semilla lo que se pretende es «realizar algo productivo, positivo y que nos una», apunta Irene Egea Suárez. De esta forma, añade, «podríamos estar conectados en este tiempo de confinamiento compartiendo un objetivo bonito y vivo. Porque eso es la semilla, símbolo de comienzo, de esperanza y de vida».