Diez años ha tardado Marvel en construir un universo propio, con tres bloques argumentales y diecinueve películas interconectadas de uno u otro modo entre sí, y basándose en los personajes de sus cómics, hasta llegar a este punto, en el que, todo parece indicar, el ciclo se cierra y, a partir de ahora, todo será distinto.
Cuando el todopoderoso Thanos despierte con la intención de arrasar el universo, gracias al Guantelete del Infinito, matando a la mitad de la población de todos y cada uno de los planetas, para que la vida pueda abrirse paso con los pocos recursos que quedan, los Vengadores serán los únicos capaces de pararle los pies. Para ello, tendrán que olvidar sus diferencias, y tendrán la ayuda de otros héroes como Doctor Strange, Black Panther, Spider-Man o los Guardianes de la Galaxia, en la lucha contra el titán del caos.
Las películas que los hermanos Russo han creado para esta ingente saga, muy superiores a las que en su momento dirigió Joss Whedon, han elevado el nivel de un género tan denostado como el de los superhéroes. Acostumbrados que estábamos a lo que muchas veces no era más que una sucesión de efectos especiales, y poco más, se agradece la inclusión de tramas con sustancia, historias interesantes y diálogos ágiles que aportan mucha información pero que no por ello hace difícil seguir la trama, incluso si no se es muy seguidor de ella. Por supuesto, el humor tan habitual en muchas de las cintas de este universo está aquí presente. Hasta que llega el drama.
Estados Unidos, 2018 (149′)
Dirección: Anthony y Joe Russo.
Producción: Kevin Feige.
Guión: Christopher Markus y Stephen McFeely, basado en los comics de Stan Lee y Jack Kirby.
Fotografía: Trent Opaloch.
Música: Alan Silvestri.
Montaje: Jeffrey Ford, Matthew Schmidt.
Intérpretes: Robert Downey Jr, Chris Hemsworth, Mark Ruffalo, Chris Evans, Scarlett Johansson, Don Cheadle, Benedict Cumberbatch, Tom Holland, Chadwick Boseman, Zoe Saldana, Karen Gillian, Tom Hiddleston, Paul Bettany, Elizabeth Olsen, Anthony Mackie, Sebastian Stan, Idris Elba, Danai Gurira, Peter Dinklage, Benedict Wong, Pom Klementieff, Dave Bautista, Gwyneth Paltrow, Josh Brolin, Chris Pratt, Benicio del Toro.
Porque hay drama. El final de esta cinta, que en realidad es una primera parte que se completará con una segunda que se estrenará en un año, es absolutamente desolador, y dejará a muchos boquiabiertos. Todo ello, por obra y gracia de ese Thanos al que da espíritu Josh Brolin, un malvado de los que hacen historia, con un trasfondo de gran intensidad (sin llegar al nivel de profundidad metafísica que tiene en el comic), que no es solo un megalómano, sino alguien atenazado por la tristeza, con sentimientos, un personaje que ha sufrido, que ha sacrificado lo que más quería por lograr aquello que desea, un personaje con luces y sombras.
No es nada fácil lograr lo que han conseguido los hermanos Russo en esta mastodóntica película. Con tantísimo héroe por metro cuadrado, hubiese sido muy fácil pifiarla en el reparto de protagonismo, o con tantas tramas y líneas argumentales que ya traía cada uno de su propia historia, no hubiese sido nada raro fallar en el tono de la película, no cumplir las expectativas de remate después de diez años de espera. Pero nada más lejos de la realidad, las tres tramas que forman la película y que terminan confluyendo es un final épico, encajan a la perfección, cada una con su particular tono y estilo, y dando a (casi) todos los personajes su momento de gloria. Si alguno parece no tenerlo, que no cunda el pánico, en la próxima cinta que cierre esta demoledora Infinity War tendrá esos minutos que aquí no ha disfrutado.
Y, claro, con unos efectos especiales absolutamente sorprendentes. Después de una década, la saga cierra un ciclo utilizando de modo más que acertado todos los elementos que la han hecho grande en estos años: luchas épicas, diálogos que en muchos momentos son brillantes, humor afilado que no satura, efectos apabullantes, para hacer un espectáculo brillante con un final dramático, violento y desolador.
