La buena publicidad es capaz de crear la necesidad de algo que el receptor realmente no necesita. Es el arte de vender hielo a un esquimal. Aunque también es capaz de remover conciencias, de lanzar un mensaje que vaya creando una bola de nieve, que vaya creciendo hasta arrollarlo todo.
Como ocurre en esta soberbia Tres anuncios en las afueras, flamante ganadora de los recientes Globos de Oro (donde se llevó cuatro premios -película dramática, actriz dramática, actor de reparto y guion), ganadora del premio del público en los festivales de Toronto y San Sebastián, y que se está hartando de recoger premios por todos lados. Lo que la convierte en la mayor favorita para los Oscar.
Mildred Hayes considera que la inepta policía de Ebbing, el pueblo en el que vive en el medio este de Estados Unidos, no está haciendo nada por resolver el cruel asesinato de su hija meses atrás, y decide tomar cartas en el asunto, instalando tres vallas publicitarias en una carretera abandonada a las afueras, en las que deja bien claro lo que piensa de estos agentes de la autoridad. Esto desencadenará el enfado de mucha gente, y sobre todo de la policía del pequeño pueblo, quienes no verán con buenos ojos la no tan velada declaración de Mildred, que les deja en bastante mal lugar ante todo el país.
Estados Unidos-Reino Unido, 2017. (115′)
Título original: Three billboards outside Ebbing, Missouri.
Escrita y dirigida: Martin McDonagh.
Producción: Graham Broadbent, Peter Czernin, Martin McDobagh.
Fotografía: Ben Davis.
Música: Carter Burwell.
Montaje: John Gregory.
Intérpretes: Frances McDormand (Mildred), Woody Harrelson (Willoughby), Sam Rockwell (Dixon), Lucas Hedges (Robbie), Abbie Cornish (Anne), Zeljko Ivanek (Sargento), Caleb Landry Jones (Red Welby), Kerry Condon (Pamela), Amanda Warren (Denise), Sandy Martin (Mamá Dixon), John Hawkes (Charlie), Samara Weaving (Penelope), Peter Dinklage (James), Kathryn Newton (Angela).
Martin McDonagh ha elaborado un guion sublime, sin fisuras, un guion que ofrece varios giros sorpresivos que desmontan por completo la línea que seguía la trama, y en el que mezcla diferentes géneros, desde el thriller al drama rural, pero sobre todo la comedia negra (negrísima), en el que cada frase, cada acción, es una puñalada, una pedrada a la sociedad americana. Una sociedad que odia, que busca venganza, que tiene su motor en el odio, en la ira, una sociedad llena de borrachos, de salvajes y de racistas, y también una sociedad que no hace nada para cambiar. Una sociedad que ha votado a Trump, no lo olvidemos.
Las consecuencias de esos anuncios del título provocan suicidios, actuaciones impredecibles e imperdonables, despidos, peleas, incendios… Pero McDonagh logra que no se desbarre todo y no acabemos inmersos en un drama terrible que nos destrozaría el alma (o que nos haría alejarnos irremediablemente de la historia), insertando humor (salvaje, negrísimo, o el chiste más tonto del mundo, lo mismo da) en sus diálogos, en sus situaciones.
Frases demoledoras y personajes de inmenso interés, con interpretaciones soberbias de Frances McDormand y Sam Rockwell (medio Oscar está ya en sus bolsillos), y Woody Harrelson, que quizás (sin esperarlo) es el que maneja y controla el devenir de los personajes con tres cartas que les escribe y que desvelan y desarrollan los verdaderos elementos de la historia. Y es que, al fin y al cabo, los famosos tres anuncios no son más que una excusa para hablar de otras muchas cosas.
