Una joya milimétrica

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Película La DoncellaDespués de su paréntesis en Estados Unidos, con la fantástica Stoker, el surcoreano Park Chan-wook ha regresado a su país para filmar y firmar la que puede ser la mejor película de su carrera. Y eso teniendo en cuenta que en ella están la trilogía de la venganza (con Oldboy a la cabeza), Thirst, o Soy un cyborg. Esta La doncella, presentada en Cannes y que también pasó por Sitges, la supera a todas ellas.

{xtypo_rounded4}Corea del Sur, 2016. (144′)
Título original: Ah-ga-ssi.
Dirección: Park Chan-wook.
Producción: Syd Lim, Park Chan-wook.
Guión: Chung Seo-kyung, Park Chan-wook, basado en la novela de Sarah Waters.
Fotografía: Chung-hoon Chung.
Música: Yeong-wook Jo.
Montaje: Jae-bum Kim, Sang-beom Kim.
Intérpretes: Min-hee Kim (Hideko), Tae-ri Kim (Sook-hee), Jung-woo Ha (Conde Fujiwara), Jin-woong Jo (Tío Kouzuki), Hae-suk Kim (Srta. Sasaki), So-ri Moon (Tía de Sook-hee).{/xtypo_rounded4}

La trama se sitúa en la Corea colonizada por Japón de la década de 1930. Una joven ladrona de los suburbios es contratada por un seductor estafador que se hace pasar por conde para conquistar a una joven rica que vive encerrada en una impresionante mansión. El plan es que la impostora pase a ser la doncella, pero con lo que no cuenta es con que acabará enamorándose de la heredera.

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Park Chan-wook acostumbra a crear películas de gran potencia visual, con imágenes que están construidas para sorprender por su belleza, con planos medidos al milímetro (en esto los asiáticos son verdaderos maestros). Y esta no es una excepción. Los decorados (en este caso una mansión espectacular mezcla de estilo británico y japonés) pueden considerarse un personaje en sí mismo. Sobre todo esa biblioteca ‘secreta’ donde la historia ofrece sus giros más bruscos.

Y es que la trama muestra tres historias, de duración desigual, con los diferentes puntos de vista de los personajes (doncella, dama, estafador-conde). No se repite la misma historia (solo algunos detalles), pero sí que se cambia el punto desde el que se cuenta. Ello complementa la trama, las posibles lagunas que han ido quedando por el camino, hasta hacerla comprensible en su integridad. Pero lo interesante es que por el camino, con cada giro, cambia el sentido de lo que nos están contando, la historia troca y nos demuestra que nada era como creíamos, dejándonos con las patas colgando y la boca abierta. Y es que cada personaje tiene una estrategia que no es la que parece en un primer momento. Las alianzas se suceden y se descubren con cada giro haciendo que esta cinta sea una continua sorpresa.

No es tan sangrienta como otras obras del director, no esperen nada por el estilo, aunque alguna escena dolorosa sí que tiene. Tiene un inmenso encanto visual, un sentido del humor con un tono muy negro, una precisión milimétrica necesaria para el puzzle que es, en el que todos los detalles (algunos imperceptibles en un primer momento y que no se ven hasta que no se muestran ostensiblemente), y que ejerce una fascinación indescriptible, más allá de las cacareadas escenas lésbicas de las que muchos hablan.

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