1880. El alcalde detiene a una mujer por adulterio previa denuncia de su marido

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El alcalde de Dos Hermanas, José Carballido, dirigió personalmente, la pasada madrugada (del 15 al 16 de abril) y previa autorización judicial, una operación que ha terminado con la detención de la nazarena Rocío Chacón, acusada del grave delito de adulterio.

Los hechos sucedieron así. El que fuera concejal republicano Juan Hidalgo Carret se presentó ante el alcalde manifestando que le constaba “de manera evidente” que en la casa donde vivía su esposa se encontraba, desde las diez de la noche, Francisco Cuesta, con quien “desde hacía más de tres años sostenía relaciones ilícitas”. Hidalgo pidió el auxilio de la autoridad para poder hacer constar los hechos “de una manera oficial”.

La casa tiene la puerta principal en Calle Amaro 38. Para evitar la fuga del amante por la parte trasera (la que da al almacén de Julián de Cos, en calle El Pinar), se colocó allí el guardia civil José González, acompañado por el sereno Manuel Salguero y el propio Hidalgo Carret. El alcalde, acompañado de otro guardia civil y dos serenos, llamó a la puerta a la una y cuarto de la madrugada. Pero nadie respondía.

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¿En cueros ante la autoridad?
Transcurridos seis minutos, Rocío Chacón se asomó por la ventana, preguntando si venían a darle alguna información de su hermano, que estaba enfermo. Se le dijo que no era ese el motivo y que “abriese en nombre del señor alcalde, que está aquí presente”. Pasaron otros ocho minutos y volvieron a llamar, pidiendo Rocío que se esperaran, “pues no iba a presentarse en cueros ante la autoridad”. Mientras tanto, Francisco Cuesta intentó escapar por la puerta que daba al almacén, donde fue detenido por un guardia. En un improvisado interrogatorio, la Chacón contestó que vivía sola desde hacía cuatro años, pues estaba separada de su marido, y que Cuesta, que llevaba allí “solo un cuarto de hora”, había ido a preguntar si seguiría encargándose del cosido de su ropa. No casaba esta versión con la de su amante, que dijo que llevaba allí desde las diez “con el fin de liquidar cuentas con su lavandera”. El alcalde dispuso el traslado de Rocío a la cárcel (en calle Real) y de Cuesta a las Casas Capitulares, puestos ambos a disposición del juez.

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