Su creador y mecenas es José Ruiz Molano, dueño de la taberna del mismo nombre en calle Cristo de la Vera Cruz
Cumple su segundo año de vida un peculiar equipo de fútbol: el Club Deportivo Gasógeno. Será sin duda una de las atracciones de la Copa de Primavera que, organizada por el Atlético Dos Hermanas, arranca este 14 de junio. Otros equipos locales llevan nombre de sus barrios (C.D. Jarana, C.D. Palmarillo…), de sus empresas (Los Amarillos) o de sus advocaciones (C.D.Valme, C.D. Amargura…), pero este es el primero patrocinado …por un bar. Lo creó su dueño, José Ruiz Molano, para fomentar la amistad entre sus clientes y darle vida al barrio. El equipo ha ido creciendo y, con su fútbol moderno y atractivo, ya cuenta con un gran número de seguidores.
El C.D. Gasógeno es sólo el simpático apéndice del bar del mismo nombre, creado en 1944, y que hace esquina con tres calles: Ave María, Fornet Domínguez y Cristo de la Vera Cruz. José trabajó en la guerra como conductor de un camión ruso que usaba como combustible el gasógeno. La palabra le resultó simpática y así bautizó a su bar, hoy uno de los más conocidos de Dos Hermanas. Animan a la concurrencia unas mesas de billar y una rana con la boca abierta a la que se lanzan argollas. Su teléfono (el nº 422) lo convierte también en punto de referencia del barrio, ya que aquí llaman a los vecinos para cualquier aviso.
Aunque se anima mucho al mediodía cuando se sirve el cuartito de vino blanco de Almendralejo, el Gasógeno cobra una inusitada animación sobre las 5 de la tarde . Tras regar la calle y sacar los banquitos de madera, la clientela se sienta a la puerta a ver pasar a las mujeres que salen de los almacenes y van a hacer sus compras o regresan a sus casas en el Cerro Blanco.
Albures en adobo
Pero por supuesto el Bar Gasógeno también ha ganado fama por su tapeo. De las aceitunas y altramuces de los primeros años se ha pasado a una variada oferta en la que destacan las tarvinas de bacalao, sardinitas, boquerones, el hígado en salsa, el menudo, la carne con tomate, y los albures en adobo. Por muy tarde que cierre el negocio (sobre 12 de la noche o una), José está en planta a las 4 para ir en su bicicleta hasta Coria y traerse los más frescos albures o barbos que más tarde su mujer, Dolores, limpia y sirve adobados.
Un luchador, un buscavidas
El carácter jovial y generoso de José (en la foto, tras la barra del bar) se ha ganado al barrio. La iniciativa del equipo de fútbol es sólo otra muestra de su carácter emprendedor. Siempre ha sido un trabajador incansable, un buscavidas. Además del bar, cría becerros que después vende. De su buen humor dio buena cuenta hace unos días, cuando a un cliente que estaba algo borracho le puso de tapa una bola de estropajo en vez de tarvina, para ver si se daba cuenta. Hace poco ha comprado un televisor del que ya disfruta la clientela.
A la madre la conocían como ‘Ana la del vino’
José (en la foto) es uno de los tres hijos (los otros son Antonio y Pepa) del matrimonio formado por Nemesio Ruiz y Ana Molano, naturales de Umbrete, donde regentaban una bodega. Al llegar a Dos Hermanas, Nemesio estuvo de encargado de una bodega frente al almacén de León y Cos, y Ana, cuya madre era de Bollullos de la Mitación, se encargaba de los vinos. De hecho, era conocida como ‘Ana la del vino’. José se casó con la nazarena Dolores Farfán González (en la foto), que se hizo cargo con maestría de la cocina del bar Gasógeno. Amante del flamenco y de los animales, José tiene en la nave trasera de la casa vacas y gallinas, que proporcionan huevos y leche al negocio. También cuida muchos otros animales, como este cui o conejillo de Indias, ahora embalsamado.
A rayas, como el Atlético de Madrid
Fotografía del primer año del C.D. Gasógeno, antes de un partido en el Campo de Lissén. Fila superior: Antonio de la Haza (portero), Antonio José Diaz, Povea, Eduardo, Nene, Benjumea. Fila inferior: Nene II, Juanillo de la Lucera (con balón), Padillita, Currillo y José Mena. El equipo, vestido a rayas rojiblancas y calzonas azules, como el Atlético de Madrid, mantiene una especial y sana rivalidad con otros equipos de barrios vecinos: la Unión Deportiva y el C.D. Amargura, del Cerro Blanco. Además de la liga local, el Gasógeno (al que a veces entrena Antonio Arévalo) disputa amistosos en pueblos como Las Cabezas, Los Palacios, Espera, Mairena del Alcor o El Viso. Al presidente nunca se le olvida llevar un saco de bocadillos para el camino. Si el partido es en casa, el propio patio del bar hace de salón de celebraciones, y en un lebrillo de barro hacen un gran picadillo y terminan cantiñeando. Porque el Gasógeno, en realidad, no es un bar: es una gran familia.