1971. La moda femenina en la Romería de Valme, espejo de las tendencias de la Feria de Sevilla

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Un repaso al traje de flamenca en la Romería de Valme a través de las fotografías

En ocho décadas, en los trajes de las nazarenas han ido apareciendo y desapareciendo volantes, lunares y otros complementos

Pasan las décadas y, aunque en esencia, la Romería de Valme sigue consistiendo en lo mismo, las novedades que traen los tiempos también afectan a las tradiciones. Las modas han ido evolucionando desde aquella primera peregrinación en 1894. Cada década ha impuesto su estética: en la carreta de la Virgen, en la ornamentación de galeras, en la forma de bailar (a principios de siglo se bailaba con los brazos muy abiertos y cuando se daba la vuelta rozaban el suelo con la cinta de los palillos) … así como en los trajes de flamenca. El largo del vestido, la hechura de la manga, los estampados, los peinados y los complementos se han inventado y reinventado continuamente.

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Las mujeres de Dos Hermanas siempre estuvieron muy pendientes de las tendencias que marcaba la Feria de Sevilla en cuanto a estilismos. Los volantes y los lunares llegaron en los años veinte, y triunfaron definitivamente en la feria de 1929. Las faldas eran de vuelo a la rodilla, hasta entonces no había volantes. Los primeros que vimos en Dos Hermanas, según cuenta Anita López, “los llevaban unas niñas de una carreta que salió de Villa Pepita. Eran largos hasta los tobillos, la falda tenía el corte en la cintura”. Antes llegó la moda de los pañuelos en la cabeza y medias blancas, con flores y peinecillos en el pelo, y las mujeres comenzaron a ponerse zapatos de tacón. En cuanto al calzado, se  ha pasado por todo: botas camperas, alpargatas y  zapatillas de cuña de esparto.

Un repaso al traje de flamenca en la Romería de Valme a través de las fotografíasTras la guerra llegaron los recortes
En la década de los 40, en plena posguerra, no todas podían estrenar, y se volvieron a ver trajes de años anteriores, con muchos volantes. Eran de lunares o lisos, ya que el estampado aparecería más tarde. En los 50 ya llegaron trajes más modernos, con tres volantes, talle bajo y manga corta con volantes. Los pendientes y los broches para sujetar los mantoncillos pasaron de la plata al coral y a la bisutería.

En los 60 se aceleran los cambios. Las flores,  hasta entonces naturales (jazmines, claveles, rosas) pasan a ser de tela. Irrumpe con fuerza el organdí y el almidón, los trajes de Vichy de lunares. En esta recién estrenada década de los 70 se empieza a imponer el encaje y el nylon, evitando así el planchado, con trajes sin mantoncillo y con flecos al filo del escote en pico. ¿Qué nos depararán los años venideros?

Años 20: pañuelos en la cabeza al estilo gitano
Las nazarenas imitaban en sus trajes a los que llevaban las gitanas en la feria del ganado de Sevilla, con heterogéneos estampados. Los volantes aún no han aparecido. Como complementos, un collar y un mantoncillo con flecos cogido con broche. En la cabeza, pañuelos a juego con el traje.

1929:  llegan los volantes… para no irse
La feria de Sevilla de 1929 impone definitivamente los volantes, y en el Valme de ese año se impone como gran moda, incluso como adorno en las mangas. Los nuevos trajes coexisten con los tradicionales con mantoncillo, como el que llevan las dos mujeres sentadas en los extremos.

1935: más lunares, pero más pequeños
El lunar se implanta definitivamente aunque reduce su tamaño y se multiplica en número. Se combina con mantoncillo, collares y pulseras. El pelo, recogido en moños con peinecillos y horquillas. Todavía no se ha extendido el uso de las flores como adorno. Los pañuelos en la cabeza desaparecen (sólo lo lleva una mujer, otra lleva una peineta).

1943: tras la guerra, menos volantes
En estas dos fotos, fechadas en 1943, se aprecian tres tendencias: el número de volantes se reduce incluso hasta tres, (con pequeños vivos en contraste), se extiende el adorno de flores en el pelo (a un lado de la cabeza, sobre todo) y se agrandan los aros de los pendientes. Imprescindible: una o dos pulseras por muñeca y gruesos collares al cuello.

1944: abriendo los arcones
Los años de la posguerra traen estrecheces económicas, y muchas mujeres no pueden ir a la estricta moda. Se abren los arcones y se repiten estilos de años anteriores, como vemos en esta foto.

Años 50: aparecen los primeros encajes
En estas dos fotos (de 1950 y 1952) se aprecia la coexistencia de estilos de años anteriores. Se ha asentado como más elegante el traje con pocos volantes, aunque el lunar gana en imaginación y conviven el lunar minúsculo, el pequeño (de tamaño de una peseta) y el grande (véase gitana de la derecha). Observamos la presencia de pequeños rebordes en los volantes: llegan los primeros encajes.

Años 60: colores más atrevidos
Además de la fotografía en tecnicolor, los trajes también ganan en color y fantasía. En estas fotos de 1966 y 1969 se aprecian algunas novedades ‘sesenteras’: combinaciones cromáticas más transgresoras, flor al centro, manga al codo, aumento del tamaño de los aros (incluso dos en un solo pendiente), cordoncillos en los vivos, fruncidos en los volantes y sobre todo, la aparición de nuevas telas: el organdí y el almidón.

 

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