A Miguel; se le marchó para siempre su mujer, su compañera, su amiga, su piés y sus manos -como él decia- … Ésto será seguramente lo más duro que le ha pasado en su vida, pero además, se lo han llevado fuera de su barrio de sus vecinos, que los echamos de menos a los dos.
Las plantas que él cuidaba, con tanto amor y tanta delicadeza, están muy tristes sin Miguel. Las regaba con una botella, con un cubíto, con lo que fuese y aunque hiciese un calor insoportable, no dejaba de dar una vuelta a ver si se las podía proteger. Les ponía sus piedrecitas ,»para que aguanten más la humedad si me pongo malo», solía decir…
Miguel tenía desde hacía unos meses, la vista casi perdida, se caía a menudo en cualquier lugar, pero seguía luchando por mantenerse activo alrededor de sus plantas y de sus «trapicheos»…
Donde estés Miguel, que sepas que te echamos de menos a tí y a María, sobre todo yo. Que no te preocupes que tus plantas siguen ahí -un poco sequillas por la ausencia de lluvias, pero ahí está tú…»sello de identidad»-, aunque ¿el mejor cuidado?: tu pino, ya sabes que estando en las rotondas no hay problemas,por lo menos por ahora.
Esperemos… te cuiden con amor.
