Entregar el “testigo”

0
- Publicidad -

(Juan 1, 35-42) NO SABE uno qué pesa más en la narración del Evangelio que escucharemos el próximo domingo en la misa, si la humildad del Bautista y del propio Jesús, o la valentía existencial de los primeros discípulos.

Todos, personas e instituciones, tenemos la tentación de retener a los que nos rodean, de creer que en nosotros, o nuestra institución, está la salvación. La madre piensa que sólo con ella sus hijos estarán seguros; las parroquias, que sólo en su interior se fragua evangelio; las asociaciones, que sus intereses son siempre primordiales; los del partido, que con los otros todo se derrumbará…

El Bautista tiene la profunda humildad de ser sincero son sus discípulos, y señalando a Jesús, les dice: “Ese es el hombre que está llamado a ser sacramento de verdadera humanidad, el camino verdadero hacia la luz de Dios”. Y los discípulos, manifestando una libertad inaudita, abandonan a quien hasta ahora era su maestro, y se convierten en los primeros seguidores del Nazareno.

- Publicidad -

La humildad de Jesús no puede ser mayor. La primera enseñanza a estos discípulos no es un discurso de sabiduría, ni una parábola enigmática y profunda, ni un programa para cambiar el mundo: “Venid y veréis cómo vivo”. ¿Quién se atreve a poner su propia intimidad cotidiana como primera y fundamental enseñanza? Todos los que queremos ser discípulos de Cristo estamos llamados a vivir en intimidad cotidiana con su propia vida. Es hermoso esto.

Pero una pregunta no deja de acuciarme: ¿Por qué el Juan, el Bautista, no siguió a Jesús como hicieron sus seguidores? (…) ¿Tú qué piensas?

 

- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!