Un Valme estival y multitudinario

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    1801Las altas temperaturas y una elevada participación marcan el peregrinar a Cuarto

    Mucha gente y mucha calor. Estas son las claves de una Romería de Valme 2011 multitudinaria y muy calurosa, casi veraniega, en la que se superaron con creces las expectativas de público asistente y que hablaba de unas 200 mil personas. Seguro que fueron muchos más los que se congregaron el pasado domingo en Dos Hermanas en torno a la devoción mariana de Valme.

    Los primeros cohetes de la jornada dieron la bienvenida al público más tempranero que se apostaba en la plaza de la Constitución aguardando la salida de la Virgen. Las temperaturas mínimas de esos primeros momentos de la mañana, bastante cálidas, ya auguraban las máximas que se iban a registrar en las horas centrales del día y que superaron con creces los 30 grados.

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    El público fue abarrotando la plaza, lo mismo que esta se fue llenando de un nutrido cuerpo de caballistas. Aún faltaban 15 minutos para las 8, hora fijada para el comienzo de la romería, y el cortejo de carretas hizo su aparición en la plaza, rodeándola, para tomar posiciones. A las carretas les siguió la banda de Santa Ana, encargada de poner la nota musical a la mañana y, por último, la carreta de la Virgen, blanca y rosa, que hizo su aparición en la plaza completamente iluminada.

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    minutos de retraso acumuló la comitiva en el inicio de su caminar.{/xtypo_rounded_left4}

    Faltaban sólo cinco minutos para la hora señalada y los ánimos ya estaban encendidos. El repicar de campanas anunció la presencia de la Virgen de Valme en la plaza, portada por las fieles manos de los sacerdotes de Dos Hermanas, quienes la llevaron hasta su carreta, flanqueada por fuertes medidas de seguridad. Lucía el manto rosa de castillos y leones, a juego con la carreta, así como una nueva saya en plata, donada por una familia de devotos y realizada por el bordador sevillano Grande de León. Éste tampoco se quiso perder la romería, a la que acudía por primera vez, a pesar de su vinculación con la misma.

    Al ritmo de pasodobles y bajo los estruendos de los cohetes se puso en marcha la comitiva pasados 15 minutos de las ocho de la mañana, aunque a la carreta de la Virgen le costó bastante avanzar los primeros metros de la plaza y enfilar la calle Santa María Magdalena. La mañana parecía ir lenta, sin prisas, acumulándose unos minutos de retraso que luego han pasado factura en la llegada a la Ermita de Cuarto. La carreta de la Virgen se recreó un año más en su paseo por una abarrotada y engalanada calle Botica, donde un año más, el Coro de Valme regaló a la Virgen sus cánticos y una abundante petalada de flores.

     

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