Cristina Soriano Bernabé es un vivo ejemplo de superación y de saber afrontar la vida con una sonrisa, la que nunca le falta en su rostro cuando se habla con ella.
Acaba de recibir el premio a la persona discapacitada más participativa. Un reconocimiento propuesto por Antonio Morales, amigo de la familia, casi un familiar, que contó con la ayuda de Cristina para transcribir su libro Sueño Roto, además de para que corrigiera y diera estilo a sus palabras. Una labor que podría haber pasado más desapercibida de no ser porque Cristina padece desde que nació una parálisis cerebral que sólo le permite mover con algo de soltura su mano izquierda.
Limitación que no ha mermado en su empeño por formarse, cumplimentando sus estudios básicos en los centros Aben Baso y San Juan de Dios. Ahora, a sus 26 años, Cristina trabaja desde hace dos años en el centro ocupacional de ASPACE, donde se centra en una de sus grandes pasiones: la informática. Y es que la vida de Cristina está intrínsecamente vinculada a un ordenador portátil, que utiliza para comunicarse, ya que no puede hablar, además de para estar a la última en lo que a nuevas tecnologías se refiere, siendo una forofa, como cualquier chica de su edad, de las redes sociales.
Su familia la define como una chica muy activa y persistente. Una persona, comenta su madre, Ana María, “muy agradecida y que siempre está riendo”, lo que le ha granjeado el cariño de todos sus vecinos.
Aunque se les nota en la mirada la devoción con la que se dedican al cuidado de Cristina, la familia reconoce que no es un trabajo fácil ya que requiere de una atención integral las 24 horas del día, por lo que quieren agradecer el detalle de Antonio Morales y los componentes del coro Ibarburu por darle esta sorpresa.
