Historias femeninas

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1501MADRES E HIJAS

En pleno verano y con la que está cayendo, lo habitual es que las salas se llenen de películas menores, de muy baja calidad, aprovechando las fechas de menor número de espectadores para estrenar esas cintas que, en otras épocas no iría a ver nadie.

 

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{xtypo_code}Estados Unidos-España, 2009. (125′).
Título original: Mother and child.
Escrita y dirigida: Rodrigo García
Producción: Lisa Maria Falcone, Julie Lynn.
Fotografía: Xavier Pérez Grobet
Música: Ed Shearmur.
Montaje: Steven Weisberg.
Intérpretes: Naomi Watts (Elizabeth), Annette Bening (Karen), Kerry Washington (Lucy), Samuel L. Jackson (Paul), Jimmy Smits (Paco), S. Epatha Merkerson (Ada), Marc Blucas (Steven), Eileen Ryan (Nora), Cherry Jones (Hermana Joanne), David Ramsey (Joseph), Carla Gallo (Tracy), Elpidia Carrillo (Sofia), Michael Warren (Winston), Amy Brenneman (Dra Stone), Tatyana Ali (Maria), Elizabeth Peña (Amanda), Brittany Robertson (Violet).{/xtypo_code}

Aunque también es cierto que, a veces, se dan dos hechos contradictorios con este principio. Primero: se aprovecha la ocasión de que no hay ningún filme que atraiga la atención del público para lanzar un estreno potente que acapare todo el público del verano (en un par de semanas, por ejemplo, llega a las pantallas lo último de Cruise y Cruz, que se rodó y preestrenó mundialmente en Sevilla); y segundo, llegan algunas historias menores pero con gran calidad (esta misma semana llega Nothing Personal, una verdadera obra maestra) como esta película que hoy tratamos, dirigida por Rodrigo García, que cuenta con un reparto en estado de gracia y con una historia que atrapa al espectador haciéndolo cómplice de las (des) dichas de sus personajes.

Madres e hijas se centra en la historia de tres mujeres (aunque el reparto está plagado de personajes femeninos, quedando los masculinos como accesorios, aunque no carentes de importancia). Elizabeth (grandiosa Naomi Watts) es una ambiciosa abogada que empieza a trabajar en un bufete y que utiliza su atractivo sexual para controlar las situaciones a su antojo; Karen es una enfermera cínica y amarga que trabaja en una clínica de rehabilitación, que aún siente remordimientos por la hija que dio en adopción cuando era una cría de 14 años; y Lucy, tras cuatro años de matrimonio y sin éxito a la hora de quedarse embarazada, decide adoptar.
Rodrigo García demuestra que sabe captar el universo femenino como pocos, algo que ya sabíamos después de haber desarrollado el mismo tema en sus filmes anteriores, y que tiene la habilidad de crear personajes femeninos potentes, singulares, y dotarlos de gran fuerza.

En esta cinta vuelve a hacerlo y, lo que es mejor, explicarlo con claridad. No hay dobles sentidos, no hay metáforas. García se explica claramente, no hacen falta grandes presupuestos ni grandes alharacas para hacer buen cine, sólo tener bien claro lo que se quiere contar y unas actrices formidables. Es en este apartado en el que realmente la cinta destaca. Todas las actrices realizan un trabajo de calidad, pero por encima del resto hay que destacar a Annette Bening, que hacía mucho que no estaba tan bien, y (sobre todo) a una magnífica Naomi Watts.

La película va de una historia a otra, confluyendo en algunos momentos, hasta su desenlace (quizás algo forzado), en el que las tres tramas se hacen una. No obstante, las tres historias son convincentes, y consiguen que el espectador empatice con las tres protagonistas y sus difíciles situaciones.

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