Decenas de vecinos acudieron al pleno para pedir la dimisión de Antonio Muñoz Benitez y, tras negarse, fue insultado incluso por los concejales
La sesión municipal de ayer, 4 de abril, será tristemente recordada en los anales de la historia de Dos Hermanas. En el transcurso del pleno fueron detenidas cinco personas, mientras que el alcalde, Antonio Muñoz Benítez, tuvo que salir del Ayuntamiento protegido por agentes de la Guardia Civil para evitar ser agredido.
Desde que alcanzó la alcaldía en septiembre de 1932, el republicano radical Muñoz Benítez ha sido criticado por los concejales socialistas (en minoría) e incluso por los de su propio partido, sobre todo a raíz de su política antirreligiosa. El cambio de nombres de algunas calles o el impuesto sobre el toque de las campanas de la iglesia han sido algunos de los momentos de confrontación.
En los días previos a la celebración de este cabildo, corrió por las calles el rumor de que el alcalde iba a dimitir por discrepancias con sus compañeros. Hay quien opina que el rumor lo propagaron de forma maliciosa sus adversarios políticos. El resultado es que el salón de plenos se llenó de un público expectante. Los ánimos estaban excitadísimos. Al comenzar la sesión, la oposición le preguntó al alcalde por qué no se había entrevistado con el ministro de Agricultura durante su estancia en Sevilla, como lo habían hecho otros alcaldes. Los concejales continuaron acusando a “El Laico” (apodo con que se conoce a Muñoz Benítez por declararse públicamente ateo) de negligente y le aconsejaron que, en vista de la situación, presentara su dimisión, cosa a la que se negó. Fue en ese momento cuando intercambió con el edil Muñoz Rivero durísimas frases que abstenemos de recoger aquí por su baja calidad. El vecindario, desde la tribuna, colmó al alcalde de insultos e improperios, por lo que la Guardia Civil lo sacó de la sala para evitar una agresión y lo escoltó hasta su domicilio.
Piden su dimisión a voces
El escándalo fue tal que fueron detenidos cinco obreros (Antonio Romero, José Varela, José Roldán, Joaquín Alanís y José Nieto) que se han apresurado a enviar un escrito de protesta (que reproducimos aparte) al gobernador civil, señor García Labella, y a la prensa sevillana por su “arbitraria detención”.
En el pueblo los ánimos siguen muy exaltados por esta tumultuosa sesión plenaria. Se teme que puedan darse alteraciones del orden público, ya que tras estos incidentes grupos de obreros marcharon por las calles pidiendo a gritos la destitución del alcalde.
